miércoles, abril 25, 2007

Autodidacto

El martes pasado cayó un rayo que dejó a la computadora que uso en el trabajo aislada de internet y de la red interna. Por esta razón no solo no pude hacer mi trabajo, sino que ni siquiera pude boludear. Pero estuvo bien, aproveché el tiempo y leí un libro sobre la historia de Constantinopla desde la caída en 1453 hasta 1924 y otro sobre las Brigadas rojas. Y sí, no solo con la bebida soy desordenado.

jueves, abril 12, 2007

En la marmolería

Justo cuando la señora estaba por informarnos sobre el valor del granito entraron tres hombres y preguntaron por una urna. “¿Para qué?” preguntó la señora. Ni el más joven ni el más viejo respondieron. “Para cenizas” dijo el tercero. La señora entonces les fue señalando todos los modelos mientras decía los precios. “40, 50, 100”. Pero el precio no era el problema. El problema era el tamaño “porque va a ir al panteón de actores y es muy chico el espacio que hay”. “Llevelá” dijo la vendedora “Llevelá y la prueba. Si no entra me la devuelve. Eso sí, tiene que ser ahora porque una vez que le pone las cenizas ya no le puedo devolver el dinero”. Casi sin parlamentar los tres hombres decidieron ir a probar con dos urnas distintas. “Le dejo un documento” dijo el portavoz del trío de deudos. “No, no” dijo la mujer “no se va a ensuciar por una urna. Vaya y después me la trae”. Los hombres salieron en silencio y cruzaron la calle hacia el cementerio.
“¿De qué color son los muebles de la cocina?” preguntó la mujer.

martes, abril 10, 2007

Terapia

Según dice Leonard Cohen en su novela Beautiful losers, los iroqueses entienden la enfermedad como la manifestación de un deseo no realizado, por eso, cuando alguien se enferma le llevan toda clases de cosas con la esperanza de dar con el objeto deseado. Claro que a veces no es tan fácil. Hoy por ejemplo mi mayor deseo sería decirle algo a la imbécil que me gritó. Algo como: "Verá, no se los doy sólo porque no corresponde. No se los doy porque usted es una loca de mierda". Pero no puedo hacer eso. Podría, pero supongo que por un lado no me conviene. Ahora, si los iroqueses tienen razón, voy a enfermarme. Y seguro que ninguna de mis visitas me va a traer a la loca de mierda para que yo pueda decirle todo lo que se merece. Espero que con escribirlo acá sea suficiente.