sábado, diciembre 22, 2007

Memento mori

ella: Yo soy al revés de Funes, me olvido de todo.
yo: Sos como el protagonista de Memento.
ella: Sí.
yo: En Roma había un esclavo que les iba diciendo a los héroes "memento mori", "recuerda que vas a morir".
ella: Ah, como las señoras a dieta que pegan en la puerta de la heladera la foto de una gorda.
yo: ¿Eso hacen?
ella: Mi abuela lo hacía.
yo: Maravilloso.
ella: Sí, pero ahora en vez de pegar una foto pegó un cartel.
yo: ¿Y qué dice el cartel?
ella: Dice "memento mori". Entonces ella lo ve y come, come, come...

viernes, diciembre 21, 2007

Well, well, Wells...

Tengo para mí que la meta más alta es la invisibilidad. Con las mujeres me ha venido saliendo bastante bien. Pero hasta al mejor cazador se le escapa la liebre.

lunes, diciembre 17, 2007

Je bois de la vodka au milieu des repas...

Hace poco, en la introducción a una entrevista a un escritor que no viene al caso, la periodista describía la actitud del entrevistado del siguiente modo: "No se compromete, se somete". Yo entendí, porque soy igual (y aclaro que no es que me quiera mandar la parte, porque el escritor entrevistado no me parece muy genial que digamos). En una novela de Kundera (no importa cual, total siempre escribe la misma, a veces mejor, a veces peor) se habla del "alma eslava" (también hay una canción de Boris Vian), representada por un personaje femenino que sostiene "podrás tener mi cuerpo, pero mi alma nunca la tendrás". Esa es también una forma de someterse pero no comprometerse. Y en el mundo laboral esto se tensa al máximo. Mi único objetivo en cada trabajo ha sido siempre el mismo: renunciar. Y diría que en general mi único proyecto en la vida ha sido huir. La etimología de proyectar es "lanzar hacia adelante". Y yo soy un clavadista de primera categoría, te lo digo.

jueves, diciembre 13, 2007

viernes, diciembre 07, 2007

La vida color de whisky (o cosas que te pasan cuando te vas de copas)

Anoche salí con Manantial a tomar unos whiskies y me pasaron las siguientes cosas:

1) Me encontré con un entrañable poeta que justo venía de presentar su libro (espléndido libro, por cierto)

2) Presencié como dos tipos apaleaban a un tercero (literalmente, porque la cosa era con palos)

3) Me encontré 50$ tirados en la calle.

miércoles, diciembre 05, 2007

Otra vez la burra al trigo

Por ejemplo esta clase de cosas: a la mañana leo un libro sobre la gauchesca, en particular la parte sobre Ascasubi. Esa misma tarde en el trabajo, pasando unos libros sobre el Risorgimento italiano, me encuentro con un volumen de 1856 dedicado de puño y letra por el autor (una especie de lugarteniente de Garibaldi) en 1861 a... Hilario Ascasubi. Esa misma noche en uno de esos clásicos eventos de fin de año y a partir de una circunstancia increíblemente azarosa uno de mis estudiantes me muestra en un mapa de cierto lugar del gran Buenos Aires la ubicación de su casa. Vive en la calle Hilario Ascasubi.
Nada le divierte más al mundo que andar tentando a un concienzudo ignorador de señales...

¿Qué querrá decirme el universo con su insistencia sobre este sujeto?


No sé y no me importa. Pero quiero que sepas que te estoy viendo, hijo de puta. Te estoy viendo.

viernes, noviembre 30, 2007

Nostalgia del abismo



Whisky, drogas y fashion TV: el posgrado completo de mi educación sentimental.

martes, noviembre 27, 2007

La pura luz

El viejito entra y me pide un libro de Leopardi: "Busco un poema para una antología". "¿Qué poema?" le pregunto. "Cualquiera ¿Ud. alguna vez vio una antología que tenga a Shakespeare en inglés, a Leopardi en italiano, a Goethe en alemán? No hay. Bueno, yo estoy haciendo una antología así. Es para mí". Le doy el libro y él se calza unos anteojos de carey con dos lentes como lupas. "Ya encontré" me dice al rato. Me deja el documento y sale a fotocopiar el libro. No puedo resistir la tentación de mirar. Veo que nació en 1920 en La Paz. Lloro un poco y sigo trabajando.

viernes, noviembre 23, 2007

Loyola leyola...

Te tomás el subte y ves a una abuela de esas que suponés que hacen unos postres riquísimos para mimar a sus nietos. La buena mujer está sentadita leyendo. "Qué bien" pensás, "Qué suerte que alguien le cedió el asiento, no solo porque es una mujer mayor, sino porque además es lectora". Inmediatamente cedés a la deformación que te obliga a hacer las más extrañas contorsiones con tal de espiar qué libro está leyendo cada pasajero que tenés cerca. En este caso no hace falta demasiado yoga, la posición del libro es favorable. Doblás un poco el pescuezo y leés algunas palabras del título en el lomo. Te enderezás y pensás "debo haber leído mal". Entonces la dulce abuelita pasa de hoja y para hacerlo cierra un poco el libro, el tiempo suficiente para que claramente alcances a ver escrito sobre la tapa: El liderazgo al estilo de los jesuitas.

Hay momentos en los que pienso que estoy viviendo en el universo equivocado.

jueves, noviembre 22, 2007

De a pie (O el descanso del hoplita)

Hoy al mediodía estaba sentado fumando un cigarrillo en la avenida Corrientes. El semáforo se puso en rojo. De uno de los autos que se detuvieron bajó una chica, vino directamente hacia mí y me dijo: "¿Me convidás uno?". La miré y le respondí: "Es armado". "Ah..." dijo ella, dio media vuelta y volvió a subirse al coche. El semáforo se puso en verde y el auto arrancó. Tenía la patente trasera agarrada de un solo tornillo.

(Dedico este post a mi amiga Rachel, tan espléndida)

miércoles, noviembre 21, 2007

Les tilleuls sentent bon

Los tilos saben cuando florecer. Yo no.


"Como a la flor del tilo en primavera
contra el insomnio torvo,
beberte en infusión, niña, quisiera,
beberte sorbo a sorbo."

Gerardo Diego, "Tilo"

lunes, noviembre 19, 2007

Confesiones de una máscara (con perdón)

Yo no soy muy ambicioso. He sido pobre toda la vida y seguramente seguiré así lo que me queda de ella. Eso no es un problema. A veces me da tristeza la incertidumbre sobre la posibilidad de llegar a cumplir algunos sueños, tales como tener un perro o subir cierta montaña. Pero a veces pienso en lo bueno que sería tener dinero, no para viajar, no para comprarme cosas lujosas, autos, casas. No. Yo quisiera tener dinero para poder abstenerme de soportar que la gente me hable. Eso es todo. El único poder que me interesa es la distancia. Yo sencillamente ya no puedo soportar que la gente me hable. Pero no paran nunca. Nunca.

Estallaría silenciosamente sin mi máscara.

martes, noviembre 13, 2007

Martes 13

El martes es el día más complicado de mi semana. De la mañana a la tarde atravieso la ciudad para ir de una actividad a otra. La estadística subjetiva que voy redondeando a esta altura del año indica que los martes han sido el día que más ha llovido. Como hoy, que para colmo es martes 13. Y esta mañana las cosas empezaron de un modo que invita a darle crédito a la superstición. Me quedé dormido porque la gata, en algún momento de sus aventuras nocturnas, apagó el despertador del equipo de música. El que diseñó ese equipo con los comandos arriba no tiene gatos, evidentemente. Y si los tiene, no usan el equipo como trampolín para subirse a otros muebles...
El resultado fue que llegué treinta minutos tarde a una clase. No sé si mis pocos estudiantes habrán lamentado o no esa media hora menos de "La caída de la casa de Usher".
Cuando salí todavía llovía. Me agaché a atarme un cordón y se me escapó un colectivo vacío. Dejé pasar otro que venía lleno y finalmente me subí al tercero y me puse a repasar un poco de alemán. Cuando levanté la vista del Lehrbuch vi una magnolia en flor bajo la lluvia que me iluminó para el resto del día.
Más tarde, en un vagón del subte B, descubrí una abeja que caminaba por el piso. No podía levantar vuelo pero de a ratos se impulsaba velozmente a ras del suelo. Su itinerario era caótico. En un momento se acercó a mi pie y consideré cuál era la acción más piadosa, si pisarla o dejarla vivir. Opté por lo segundo. La abeja trazó una furiosa diagonal y fue a parar en el medio de dos señoras que conversaban animadamente en el asiento de enfrente. "Mirá" dijo la de la izquierda "una abeja". "Sí" respondió la segunda, y a continuación la aplastó con su zapato y siguió conversando.



Update: Hoy, después de años, me hirvió la sangre. Y todo por una mínima injusticia, pero injusticia al fin, y yo tan de Virgo -aunque no ejerza- que no puedo con mi genio. Pero qué humillante es tener que contenerse sólo para conservar un estúpido trabajo.

jueves, noviembre 01, 2007

Alcaucil tántrico

Hace unos días, aprovechando que es temporada, compré media docena de alcauciles. En vez de hervirlos y comerlos fríos y aderezados con aceite de oliva, vinagre, sal y pimienta como de costumbre hacemos, decidí aplicar un poco de fantasía y me animé a prepararlos de otra manera. Los corté en cuatro, les quité las hojas duras y los pelitos que tienen en el centro y separé los corazones. Inmediatamente los corté en pedazos y procedí a saltearlos con unos champignons fileteados, unas pocas laminitas de ajo y medio tomate disecado picadito. Después simplemente hice un poco de arroz blanco para acompañar la preparación. El resultado fue un plato más que aceptable (modestia aparte) y un montón de hojas de alcuacil crudas que decidí poner a hervir, para comerlas del modo tradicional, es decir, mojándolas en la vinagreta.
Naturalmente no tiene la misma gracia comer las hojas sueltas que ir arrancándolas y saboreándolas una a una hasta despejar el corazón, la joya profunda, como la rosa postrera del epitafio de Rilke (Dios me perdone): "el sueño de nadie bajo tantos párpados". Supongo que la nostalgia de esa expectativa es la que quiso señalar mi chica cuando dijo: "Es como coger sin orgasmo". "Sí" respondí yo, "se podría decir que es un alcaucil tántrico".

miércoles, octubre 31, 2007

Our own George Costanza

Tengo un amigo -"J"- que es la encarnación argentina de George Costanza. No me refiero a que se parezca físicamente, sino a su siempre sorprendente modo de ser, tan inefable que no voy a empeñar energías en tratar de explicarlo.
Lo que sigue es un diálogo por msn entre él y otro amigo, el Trompo Promiscuo.

J Dice:
Después si querés te cuento porqué Chayanne suspendió su primer show
J Dice:
de buena fuente
TP Dice:
why?
J Dice:
no el que dio en river ahora
J Dice:
sino el que suspendió en velez
TP Dice:
sí, why?
J Dice:
el que decía que no podia cantar
TP Dice:
el playback no funcaba
J Dice:
Comió mango en mal estado en el hilton a la mañana y no podía caminar porque se cagaba todo el tiempo
J Dice:
de buena fuente tengo la data
TP Dice:
jajajajajajajajajaajajajajajajaajajajajajajajajajajajajajajajaja
J Dice:
un virus infernal
J Dice:
casi le hacen juicio al hilton
J Dice:
era una partida vencida que se les escapó
TP Dice:
se le vencieron los mangos
J Dice:
jajaja
J Dice:
tal cual

lunes, octubre 29, 2007

Simbiosis

Mi chica y yo tenemos un provechoso acuerdo que consiste en una sencilla división del trabajo: yo me hago cargo de tratar con las alimañas y ella se encarga de tratar con las personas.
Como todo pacto exitoso, cada uno cree que es el otro el que lleva la peor parte. Es la perfecta simbiosis entre su aracnofobia y mi misantropía.
Aunque no sé si está bien que yo vaya juntando tremenda bola de mal karma por verme en la obligación de dar a las inocentes alimañas el mismo trato que me gustaría administrar a ciertas personas.

martes, octubre 23, 2007

Lavorare stanca

The Boss: ¿No querés preparar una charla para las jornadas?
A.M: ¿Yo? No, creo que no. No vayas a creer que me niego porque me resulte difícil hablar, lo que pasa es que me resulta fácil callarme.

Poco después me tomé un colectivo que pasa por unos lugares muy lindos llenos de gente ociosa y descubrí que los ociosos son muchos. Señoras que juegan tenis un martes a las 11, ciclistas de rigurosas calzas y aerodinámicos chambergos y hasta un par de caballeros vestidos como para un safari practicando pesca con mosca en un charco. Los admiré en silencio y quise ser como ellos. Después volví a concentrarme en mi libro y me olvidé de todo.

miércoles, octubre 17, 2007

Repostería básica

Todas las tardes, al regresar del trabajo, transito las pocas cuadras que separan cierta boca de subte y mi casa. Métro, boulot, dodo es la fórmula que han encontrado los franceses para definir esta anodinia, si se me permite decirlo de esta manera no del todo "accurate". Pero de vez en cuando sucede que esa repetición se ve alterada por un episodio (qué lindo sería poder decir aquí "epifánico")inesperado, un auténtico "accidente". La semana pasada, sin ir más lejos, sentí un golpecito en el hombro que inmediatamente reconocí como una cabal cagada de paloma y sin embargo resultó ser una brutal escupida que comenzó a chorrear hacia la parte de adelante de mi campera por fortuna impermeable. Naturalmente continué caminando como si nada hubiera pasado para no dar a mi victimario (que presumo era un niño -incluso si no lo era- oculto en la impunidad de las alturas) la satisfacción de una reacción violenta o angustiada. Pero el episodio que más me ha conmovido no ha sido ese, sino otro que presencié hace unos días. Caminaba hacia mi casa y pasé frente a la puerta de una pensión que nunca había advertido. Y si esta vez la vi fue porque justo en ese momento se abrió de pronto y salió un muchacho de pelo largo y ojos desorbitados. El pelo lo llevaba atado con una cola de caballo y se podría decir que su sonrisa también era de caballo. Yo no sé si existe algo así como una "cara de loco", pero si tal cosa existiese el molde deberían sacarlo de la cara de aquel muchacho que se lanzó eufóricamente a la calle desde el interior de esa pensión que yo, hasta entonces, jamás había notado. Unos tres metros delante de mí caminaba una señorita de culo insoslayable, no por su belleza sino por el volumen, aunque William Blake ha escrito aquello de "Exuberance is Beauty" y quién soy yo para llevarle la contra. Y ciertamente el chico de la pensión era de la misma opinión que el célebre protorromántico porque apenas divisó -a la luz de un supermercado chino- con sus desorbitados ojos las asentaderas no menos desorbitadas de la muchacha lanzó una especie de chillido animal que me sobresaltó. Inmediatamente buscó mi mirada para compartir el descubrimiento de ese, pongamos, yacimiento de fantasías, pero ante mi poco solidaria negativa a conceder mi complicidad, devolvió su atención al culo insoslayable y ya fugitivo de la señorita al que le dirigió, antes de perderse en el supermercado chino, esta metafórica exclamación: ¡Qué rrrica torrrrrta!!!

jueves, octubre 11, 2007

Candidato

No es que estas cosas tengan mucha importancia, pero él también era mi candidato. Desde acá (y desde acá)lo venimos bancando.

Y ya que estamos voy a plantar una bandera para postular a uno de los que más me gustan (algún día debería dedicarle un post), aunque no creo que yo vaya a tener alguna influencia sobre los suecos. Como le dijo la terapeuta a un amigo: "Ilusiones sí, fantasías no".

lunes, octubre 08, 2007

Uno

He notado, aunque sin mayor alegría ni sorpresa, que la desesperación lo vuelve a uno atractivo. La serenidad, en cambio, -descubro con tristeza- termina por irritar a todo el mundo.

miércoles, octubre 03, 2007

Aitona, aitite, abuelo...

De la historia sólo sé como termina y jamás pregunté por el principio. Podría con un poco de esfuerzo inventar algo o tal vez combinar lo que escuché con algún otro relato conocido, como cuando apretó una bala en un yunque y le dio un tremendo martillazo, pero después de todo tampoco puedo ya saber si esa historia es verdadera o fue algo que inventó aquella vez que le pregunté por esa cicatriz que tenía sobre su ceja. Tampoco sé qué edad tendría él entonces, pero imagino que el ceño viril de la infancia empezaba a ceder al asedio de perplejidades novedosas que la chacra modesta, con su imperceptible molicie de sol y de silencio, no alcanzaba a conjurar. No sé porqué siempre he pensado que fue a la siesta, a pesar de que el “demonio del mediodía” apadrina mejor la indolencia que la abrupta rebeldía, demasiado dramática para la hora de las sombras cortas. Lo veo buscando apurado sus pocas pertenencias por el rancho e improvisando un atado de linyera ante la callada mirada de su padre. La discusión, si la hubo, fue sin dudas breve. Después, sin mirar atrás, como se hacen esas cosas, la furia y el temor pesando por igual en el atado, se largó a campo traviesa. El trigal ni se movía bajo el calor aplastante, apenas se oía el tímido arañazo de las espigas contra los pantalones recios y el crujido de su paso largo “picoté par les blés” -como diría otro gran caminador-, pero más airado que feliz.
Es posible que fueran justamente sus pies los primeros en advertirlo. Un mínimo temblor a contramano de la quietud de la tierra desmayada. Después el sonido inconfundible de los cascos contra el suelo. Inútil correr, pero tal vez lo hizo. El primer lonjazo le cruzó la espalda. Trató de protegerse la cabeza mientras el caballo giraba a su alrededor y los furiosos golpes del rebenque se descargaban como rayos desde el cielo. Al fin, la mano del padre lo alzó de los pantalones y lo soltó sobre el lomo reluciente, cruzado boca abajo. El caballo volvió al paso. Su grupa transpirada camufló piadosamente un par de austeras lágrimas de rabia.

jueves, septiembre 27, 2007

Wu wei, baby, wu wei

Es lo que me decía a mí mismo esta mañana en el subte, mientras me dirigía a dar una clase que no tenía demasiadas ganas de dar. Parado en el andén sosteniendo una mochila con cuatro libros y un cd me preguntaba si acaso no era hora de dejar de viajar tanto en subterráneo, porque si algo no está bueno eso es que el maldito cumbanchero se esté convirtiendo en la banda sonora de tu vida triste. Claro que esta versión instrumental es preferible a la que nos hacía cantar el profesor Carusso (te juro que no te estoy jodiendo) mientras aporreaba un polvoriento piano vertical. Qué duro es tener recuerdos, incluso a la mañana. Y precisamente esta se presentaba hostil, lo supe apenas después de levantarme cuando serví un chorro de jugo de naranja en la taza, sobre las dos cucharaditas de café instantáneo y el azúcar. Como infusión no me parece que sea buena (aunque no me animé a probarla), pero como metáfora no es mala. De esto también me di cuenta en el subte cuando concluí mi lista de reproches y me dije: "Hace tiempo que estás meando afuera del Tao... Wu wei, baby, wu wei".

jueves, septiembre 20, 2007

Equinoccio vernal

Un día como hoy, pero hace una cierta cantidad de años que no voy a decir por razones de estricta coquetería, mi padre intentaba sacar del garage el flamante falcon familiar (chupate esa aliteración, chuchi) con mi madre sentadita al lado y a punto de sacudirme a este valle de lágrimas. El coche, que salía marcha atrás (esto lo dejo picando para que la gilada haga chistes sobre mi sexualidad), se vio obstaculizado por un inoportuno desfile de carrozas. Inoportuno para el trance urgente en el que mis progenitores y yo nos encontrábamos, pero oportunísimo para el resto del pueblo, porque se trataba del esperado desfile del día de la primavera. También, quién te manda parir ese día. Digo día, pero era de noche, el horario preferido de los mamíferos en estado salvaje para nacer (iba a decir "dar a luz", pero eso no sería del todo correcto). Finalmente el flamante falcon familiar (tomá, te agregué otra "f") logró abrirse paso entre coristas disfrazadas de flores, algún que otro borracho y los oropeles de las carrozas arrastradas por tractores. Por fortuna, mis padres llegaron a tiempo al hospital y me ahorré la incomodidad de nacer en un auto y la indeseable publicidad que ello conlleva. Ya suficiente desgracia era para mí, que soy tan apegado al perfil bajo, tener que interrumpir un desfile para venir al mundo. Y en rigor lo interrumpí para siempre, porque según mi familia me recuerda con más frecuencia de la que me gustaría, aquel año fue el último en que hubo desfile de carrozas para el día de la primavera. De cualquier modo, siempre me ha caído bien eso de haber nacido el 21 de septiembre. No sólo por no tener clases y esas cosas, que no está nada mal, por cierto, sino también por una razón menos mezquina. Un cumpleaños es una modesta versión del antiguo ritual de regeneración del tiempo. Y no deja de gustarme que mi tiempo se renueve al mismo tiempo que la naturaleza renueva su vida. Es algo que le agradezco a mi madre. Total, mamá, el valle de lágrimas he aprendido a sufrirlo con viril paciencia.

lunes, septiembre 17, 2007

Aitite

"A ver, hijo, traé el cortafierros ese" me dijo, mientras señalaba con su mano gigantesca una estaca medio oxidada de más de medio metro de largo. Él, a su vez, cargó el hacha de mango largo y se fue para el fondo del patio. La tarde era limpia y calurosa. Yo lo seguí con el sólido hierro entre las manos transpiradas. Se lo di. Él lo apuntó contra el césped amarillento y lo hundió un poco en la tierra. "Correte" me dijo. Y empezó a golpear el cortafierros con la cabeza del hacha. No sé cuántos golpes necesitó para hundirlo casi por completo, pero no fueron muchos. Apenas se asomaba un cabo. Él se apoyó con las dos manos en el hacha y me miró. Yo le devolví la mirada, en silencio. "Esto es para que llueva" me dijo al fin. "Le clavé la estaca en el culo al diablo y hasta que no haga llover no se la saco".

lunes, septiembre 10, 2007

Desolation is a delicate thing

(...)Ah, sister! Desolation is a delicate thing:
It walks not on the earth, it floats not on the air,
But treads with killing footstep, and fans with silent wing
The tender hopes which in their hearts the best and gentlest bear
(...)

Percy B. Shelley, Prometheus unbound

También a Elinor Wylie le gustó tanto ese verso que se lo puso de título a un poema que ciertamente es mejor que cualquier post que pueda yo escribir. De hecho, este post iba a ser sobre una traducción del poema de Elinor que me parecía incorrecta,por decirlo de un modo poco selvático, pero resulta que le comenté el tema a Manantial (Onorate l'altissimo poeta)y ahora ya no estoy seguro de nada. Y bueno, basta...

miércoles, septiembre 05, 2007

Mi mano diestra no es la diestra

Una de las primeras cosas que descubrí fue que con mi pulgar izquierdo vendado me resultaba imposible armarme un cigarrillo. Pero persistí y ya te armo unos perfectos cilindros entre el índice y el mayor que reíte del careta más prolijito. Esto me tiene particularmente orgulloso, pero no todos son éxitos. El fin de semana habíamos comprado un exquisito aioli importado.Ayer llegué famélico del trabajo y me dispuse a prepararme un sandwich. Cuando estaba sacando el frasco de aioli de la heladera con mi sana pero inútil mano derecha, se me escurrió entre los dedos y se estrelló contra el piso. Podría decirse que inventé una variedad gourmet que algún creativo chef moderno denominaría "aioli con crocantes chispas de cristal de Cataluña" o "aioli con incrustaciones de diamante sobre cemento alisado". Cuando levanté la vista encontré la mirada de mi mujer en la que creí leer el siguiente enunciado: "Manco de mierda, ni se te ocurra agarrar la mostaza". Y es que es así, pensar que antes en mi casa nunca faltaba el whisky importado, ahora lo que no falta jamás es la mostaza importada. Sí, lo sé, estoy acabado.

lunes, septiembre 03, 2007

Pulgarcito, Pulgarcito...

Trabé una pelota, caí mal, me doblé el pulgar izquierdo. Seguí jugando porque es un imperativo (a man must do what a man must do)y ganamos el partido. A la mañana siguiente me propuse hacer la tarea de alemán (sí, yo hago tarea) y no podía agarrar el maldito lápiz. Hice la tarea igual (a man must do what a man must do) con el lápiz entre el índice y el mayor. Para despejar dudas fui a hacerme una placa. "No hay lesión ósea" dijo la traumatóloga. No me dio tiempo de suspirar. "Ah sí, sí hay lesión ósea", se corrigió. Ahora estoy en manos de "el equipo de mano", valga la cochina redundancia, para definir "si tiran ese huesito a los chanchos", tal fue la delicada metáfora que utilizó la traumatóloga para aludir a una posible cirugía. Divina ¿No?
Justo que un importante productor me había propuesto producirme un disco de canciones heróicas, yo me fracturo el pulgar izquierdo. ¿Ven? El deporte también puede favorecer al arte.

jueves, agosto 30, 2007

Inventario

O, wie lange bist, Elis, du verstorben.
(Georg Trakl)


El sol sobre la huella de un camino de tierra poco después del amanecer. La bruma, el tenue velo de rocío que se evapora y destapa los potreros verdes. El polvo volando en el espejo retrovisor. El cuis fugaz y el círculo enemigo del chimango. Una tranquera que abrí y cerré y que ya no existe. Un zaino lucero que se llamaba Garufa. Mi reino en las higueras, un nogal y las manos infinitas del hombre.

Todo eso me pertenece para siempre.

lunes, agosto 27, 2007

Acto fallido

Subíamos la escalera, ya a salvo de la lluvia, el Trompo, Manantial y yo.

Manantial: -Necesito una novia. Una de 22 años.
Alte. M: -¿Rubia, morocha o peligrosa?


No fue un chiste ni una ocurrencia, puedo jurar que lo que yo quise decir fue "pelirroja".

viernes, agosto 17, 2007

Fetichismo

Imagínense tener entre sus manos la edición original de Une saison en enfer. Aquella edición impresa "aux frais de l'auteur". Bueno, yo tengo entre mis manos algo parecido.

martes, agosto 14, 2007

Inseguridad Crónica (TV)

Pobre lumpen de mentira, los lumpen de verdusky pasaron a cobrarle el derecho de autor.

jueves, agosto 09, 2007

Nostalgia vertical

"Vivre est une chute horizontale".

Jean Cocteau - Opium

lunes, agosto 06, 2007

Lo qu'hirve le echa el arroz

Están estos zapatos puntiagudos, que me dicen que se llaman "stiletti" -pero yo creo que es una confusión, porque dicho nombre alude acaso más al taco que a la punta-, y que se pueden encontrar en los pies de algunas mujeres con solo bajar la vista en la calle, en el subte, en los pasillos. Bueno, me deprimen. He estudiado el asunto intensamente, con plena conciencia del campo minado que huellan mis indagaciones. La precisión se impone, ser un freak también requiere una ardua disciplina espiritual. Es cierto que no hay nada que a la larga no me deprima, pero el efecto de este tipo de calzado es invariablemente inmediato. Ni el entusiasmo más inusual resiste frente a la presencia de una chica, señora o señorita, pertrechada con estas hiperbólicas púas vacuas y pedestres. Es como si se me clavaran en el pecho. La primera reacción es defensiva: desvío la vista. Después, sobrepuesto al primer espanto, vuelvo a buscar la fuente del horror. Decía que he pensado mucho en esto, sin resultados satisfactorios. Pero hace una semana, después de un viaje en subte junto a un par de botas de esta especie, creo he dado con la punta del ovillo. Mi primer tanteo me condujo, de la mano de un poeta español ("Por tu pie, la blancura más bailable/donde cesa en diez partes tu hermosura"), a la idea de la impostura, pues aquí cesa el pie, pero no cesa el calzado. Sin embargo, eso no era suficiente, porque el argumento también vale para el taco y para cualquier otro truco (Trucco, en italiano define tanto engaño de un mago como el maquillaje) Y yo en general no tengo nada contra el artificio, más bien al contrario. Tenía que haber algo más. No se trataba de la impostura en sí, sino de un tipo particular de impostura. Cuando comentaba mi fracaso con mi mujer, en mi desesperado discurso se coló una frase reveladora: "No sé, son como los zapatos de un payaso". Me escuché decirlo y me enamoré de la idea. ¿O acaso hay algo más deprimente que el circo, por el amor de Dios? ¡Es eso, es eso!¡Tiene que ser eso! concluí. No sé si he llegado a una verdad significativa de las profundidades de mi ser. Poco me importa. Lo que es impagable es que ya no temo el acecho de los malditos "stiletti". Y que me ahorré la terapia, obvio.

miércoles, agosto 01, 2007

Odontológica y schopenhaueriana

En la oscura y misteriosa duermevela,
buscándome una muela con la lengua,
encontré

la angustia metafísica.

martes, julio 31, 2007

¿Califica?

Me desvelé a la madrugada después de haber soñado que me destruían mi banco de trabajo. Más tarde me caí desde una altura considerable mientras sostenía una tabla. Casi me rompo una pierna y la tabla hizo una marca fulera en la pared recién pintada. Comprobé que algunas de las tablas que hice cortar para terminar la biblioteca van a quedar cortas. Salí para el trabajo y un pájaro me cagó sobre la bufanda. No tenía plata para el subte y pasé por un cajero. Una vieja intentó colarse. Pobre mujer, eligió mal día para hacerlo. LLegué al trabajo, prendí la PC y descubrí que el cursor no se movía. Tuve que ajustar el plug del mouse y reiniciar la máquina. Sonó el teléfono, atendí, preguntaron por mi jefa (que no está) y tuve que mentir. Me anunciaron un tremendo kilombo intralaboral. La única buena noticia del día es que probablemente me despidan.

¿Son suficientes los elementos de esta enumeración para calificar a este martes como un verdadero DÍA DE MIERRRRRDA?

Update: Lo que faltaba: ahora resulta que podría llegar a ser psicótico.

jueves, julio 26, 2007

Isn't she lovely?

Escena: Mediodía, en el subte, entre madres y niños de vacaciones.

She: -Menos mal que me saqué el abrigo, si no me ahogo. Yo no sé cómo aguantás vos con esa campera.
Me: -Es un truco que aprendí hace muchos años...
She: -La indolencia...
Me: -...

miércoles, julio 25, 2007

Cena romántica

Escena: restaurant francés, su cumpleaños.

She: -Ah, no te conté, al final hoy me hice la ecografía mamaria. ¿Te cuento?
Me: -¡Pero claro! Tengo toda la noche.
She: - Bueno, mis tetas no son tan grandes...
Me: -...

lunes, julio 23, 2007

Lo real

Cualquier lector de Balzac sabe, aun si no ha tenido la experiencia de lo real, que la pensión es el refugio de los desclasados. Durante un tiempo viví en una que tenía por nombre el apellido del español pequeño y desconfiado que la regenteaba. Yo la llamaba la pensión Wakefield, no porque su nombre verdadero fuera menos literario, sino porque quedaba a la vuelta de la que acababa de dejar se ser mi casa. Quebrado como estaba, me acomodé rápidamente al catálogo de calamidades y miserias que adornaban el lugar. Me tocó una pequeña habitación que alguna vez había sido amarillenta. A mi izquierda vivía un viejo tuerto que lucía una camiseta sin mangas, inamovible como su ojo de vidrio. Dos ocupaciones monopolizaban su celo: pulsar azarosamente las cuerdas de una guitarra y mirar “Chiquititas” a todo volumen entre las rayas de un televisor en blanco y negro. El hombre no sabía tocar el instrumento y tampoco se molestaba en aprender, ni siquiera en afinarlo. Simplemente rasguñaba las cuerdas durante horas al dictado de su capricho.
A mi derecha vivía una familia de enanos integrada por un padre y su hija. Ella opinaba que un hombre que pasa más de un mes sin coger es, sencilla y necesariamante, homosexual. Posiblemente fue pura casualidad que me diera a conocer esa opinión al mes de mi llegada a la pensión. He sido siempre deficiente en eso de interpretar gestos, señas, ultimátums.
Una tarde de sol subí a la terraza a lavar un jean en el laundry de la pensión: dos piletones con tabla de madera y un pan de jabón blanco. Mientras enjuagaba la prenda subió una espléndida rubia en bikini rosa y se tiró a tomar sol. Pronto empezamos una conversación: “¿Vos a qué te dedicás?” arrancó ella. “Yo doy clases” contesté “¿Y vos...?” “Yo hago la calle”. Yo hasta entonces pensaba que esos diálogos sólo podían ocurrir en un película barata. Pero no. También se dan en lo real o, al menos, en las pensiones.

lunes, julio 16, 2007

Señales

Cuando mi nuevo vecino me golpea la puerta para pedirme con urgencia algo que sirva para improvisar un disfraz porque tiene una fiesta esa misma noche, cuando el lunes siguiente un trámite me requiere en una esquina en la que hay una casa de disfraces que jamás había advertido, cuando esa misma tarde una vieja amiga me manda un mail para invitarme a su fiesta de cumpleaños y en el "flyer" adjunto descubro que hay que ir rigurosamente disfrazado, no tengo el menor escrúpulo en confesar que tiendo a interpretar estos hechos lisa y llanamente como "señales". Compulsión de repetición, dirá el Freud de turno, caprichos del azar, los descreídos en general. Es posible, no me escandalizan esas reservas, y por eso no insisto y no menciono esa sensación en la espalda, esa leve presión como de preñez del aire, grávido de acontecimientos en ciernes. Ni siquiera me preocupa si la novedad que se prepara es buena o es mala, indulgente u ominosa.
Porque de cualquier modo, yo soy un concienzudo ignorador de señales, y, naturalmente, jamás asistí a la fiesta.

jueves, julio 12, 2007

Probé de todo, pero...

En mi mundo ideal todos tenemos que tener una granja de media hectárea con vaca apersogada. Si no me pueden prometer eso, vuelvan más tarde.

viernes, julio 06, 2007

Nascondi le cose lontane

Pocos días después de la mudanza me vi compelido a revisar aquellas cajas perennemente arrastradas de casa en casa durante muchos años. Se trata de esas cajas que una y otra vez había juzgado irreductibles. Cajas con fotos, cartas, diplomas de la infancia y todo un coro de viejas veleidades ya disfónicas.
Era de noche. Me senté en el suelo junto a una caja enorme bajo la desnuda luz de una bombita (Todavía no puse ni una lámpara). Empecé a sacar cosas. Tiré cuadernos, estampitas, postales, tarjetas, souvenirs, pedacitos secos de melancolía. Releí algunas cartas de esas, las que todos tenemos y ninguno nombra. Mientras revisaba, encontré un carnet de un club al que debo haber ido dos meses cuando tenía siete u ocho años. Tenía la foto en blanco y negro de un chico que no reconocí. "Parece la foto de un chico muerto" pensé. El peinado con raya al costado, la camisa a cuadros, los ojos batiéndose en retirada. Le mostré la foto (¿mi foto?) a ella y lo dije en voz alta: "Mirá, parece la foto de un chico muerto". En ese exacto momento explotó la bombita con un ruido seco y ella pegó un grito. Nos quedamos casi a oscuras. Mirándonos mudos, en la piadosa penumbra.


Nascondi le cose lontane,
tu nebbia impalpabile e scialba,
tu fumo che ancora rampolli,
su l'alba,
da' lampi notturni e da' crolli
d'aeree frane!

Nascondi le cose lontane,
nascondimi quello che è morto!
Ch'io veda soltanto la siepe
dell'orto,
la mura ch'ha piene le crepe
di valerïane.

Nascondi le cose lontane:
Le cose son ebbre di pianto!
Ch'io veda i due peschi, i due meli,
soltanto,
che dànno i soavi lor mieli
pel nero mio pane.

Nascondi le cose lontane
che vogliono ch'ami e che vada!
Ch'io veda là solo quel bianco
di strada,
che un giorno ho da fare tra stanco
don don di campane...

Nascondi le cose lontane,
nascondile, involale al volo
del cuore! Ch'io veda il cipresso
là, solo,
qui, solo quest'orto, cui presso
sonnecchia il mio cane.

Giovanni Pascoli, Nebbia (1899)

miércoles, junio 27, 2007

Kaddish

Ordenando y tirando cosas después de la mudanza...

She: ¿Por qué tenés un kaddish?
Me: No, es un poema de Allen Ginsberg. Lo escribió cuando murió su madre. De un tirón.
She: ¿La madre de Ginsberg murió de un tirón?
Me: ...

jueves, junio 21, 2007

Un deber

Para los que confunden una heladera en el pecho con una heladera en la cabeza.
Para los que hablan de fúbol lírico y no tienen ni puta idea de lo que es la poesía lírica (Y desde luego no saben que la poesía empezó siendo épica, lo que les impide entender ciertas cosas elementales).
Para Macaya, que por odiarlo siempre entra en off side.
Para los hinchas de independiente, que empezaron silbando y terminaron mudos.
Y por tu rebelión irreductible que es lírica y es épica (la del hombre solo, la del héroe que regresa y vence).


GRACIAS, ROMÁN

miércoles, junio 20, 2007

Que Dios y Huguito del Carril me perdonen

No en la religión, sino en la poesía encontré el consuelo.
No en el trabajo, sino en la tristeza encontré la dignidad.

martes, junio 19, 2007

A buen entendedor

Finalmente me mudé. Ahora necesito vacaciones. Es todo por ahora. Gracias.

miércoles, junio 13, 2007

Piedad impersonal (Paupérrimo homenaje a un poeta checo)

¿Adónde iría la chica sentada frente a mí en el subte, con los ojos algo enrojecidos, cierto aire de fastidio y un libro gastado de tapas amarillas cerrado entre las manos? Tuve que inclinarme disimuladamente para poder leer el título en el lomo: Mi primer millón. Era la respuesta: la chica no iba a ningún lado.

viernes, junio 08, 2007

"Und sie zittert da heute noch"

Frío en la alcoba
al pisar tu peine
mi muerta esposa.

Yosa Buson

jueves, mayo 31, 2007

"Da macht ein Hauch mich von Verfall erzittern"

Mugre, Mcdonald's, mendicantes, proxenetas. Un bingo olorafrito y una "familia de ojos"* que contempla esta cima/sima de la civilización parapetada detrás de sus bufandas. Hacía mucho que no caminaba por la parte peatonal de Lavalle.




*Pido perdón por esta y cualquier otra OBVIEDAD que este texto contenga. No somos dignos, no somos dignos.

jueves, mayo 24, 2007

STB, la leyenda

Nunca sabré bien en qué bar o pizzería nació la Santana Tinto Brass. Bebedor consuetudinario y nómade, no podré nunca recordar adónde fue. Tal vez mis amigos y co-fundadores puedan ayudarme. Lo que sí recuerdo, acaso por deformación profesional, es que todo surgió de un juego de palabras que puso en contacto distintas "series" de la cultura, por decirlo grandilocuentemente. Bien pudo haber sido así: uno mencionó su gusto por Carlos Santana, otró agregó insidiosamente: "Santa Ana tinto" y un tercero remató: "Tinto Brass". La música, la enología (los malintencionados dirán la dipsomanía) y el cine equis-equis fueron entonces los espíritus tutelares de nuestra efímera banda, cultora de una música digna del músico mexicano, pero interpretada con la calidad del Santa Ana tinto y arreglada con el dudoso gusto de los films del director italiano Tinto Brass. Finalmente, lo de "Brass" agregaba una nota de ironía, porque nuestra formación carecía de la sección de bronces que aquel sustantivo promete. Nuestra formación fue variando. Originalmente éramos un cuarteto: el Capitán M, el Trompo Promiscuo, D. y yo. Nuestra primera etapa fue muy tecnológica. No ensayábamos, casi no tocábamos. Simplemente grabábamos, guiados por el fino oído y el enorme sentido de productor del Capitán. Nuestro primer hit fue una versión punk de "Il cuore è uno zingaro" de Nicola Di Bari. Después de aquello, el primero que tuvo la sensatez de ir bajándose de a poco fue D. Convertidos en trío, cambiamos también hacia un formato más acústico: el capitán M. en violoncello, el Trompo Promiscuo en acordeón a piano y yo en guitarra y voz (ay, dios). Para entonces ya no grabábamos, simplemente ensayábamos. "Noche de ronda" de Agustín Lara, "Tonight" de David Bowie, "Malandragem" de Cazuza fueron algunos de nuestros caballitos de batalla que sonaban en aquel ph del Once que yo compartía con V. (la chica que me tomaba el Jack Daniels en mi ausencia). Tampoco quisiera olvidar nuestra bellísima versión bossa de la suicida "Gloomy sunday", tema que sin dudas merece un post aparte. Durante un tiempo tuvimos una cantante, muy educadita y muy prolija. Pero no duró. También probamos un percusionista, pero se cansaba (juro que no es un chiste). De a poco nos fuimos terminando de deshilachar. Las piadosas prisas de la vida moderna atentan contra nuestras veleidades. El capitán M. nos abandonó para irse a tocar música evangelista y dar clases de electrónica y el acordeón a piano del Trompo empezó a juntar telarañas, lo mismo que mis guitarras, pobrecitas. Se ha dicho muchas veces: todo lo bello debe morir. Quedará sólo el recuerdo en aquellos pocos privilegiados que azarosamente presenciaron nuestros ensayos. Pero quién sabe, acaso el espíritu de la Santana Tinto Brass Band todavía esté rondando por ahí y quién te dice, cualquier día de estos nos da la sorpresa y se nos vuelve a aparecer. Brindo por eso, queridos amigos.

martes, mayo 22, 2007

Nosotros mayestático, vosotros vafangulo

En las reuniones sociales nunca falta un imprudente que, una vez informado de nuestras actividades mediante preguntas rayanas a la indiscreción, se dedica a tomarnos examen sobre nuestra capacidad, nuestros conocimientos y nuestra formación. Lo hacen de tal modo que parece que lo que en realidad buscan no es otra cosa que confirmar y hasta demostrarnos lo que ya saben, es decir, que ellos son sin dudas más listos que nosotros y que harían nuestro trabajo mucho mejor. Todo esto hemos aprendido a sufrirlo con paciencia. Pero que ese mismo imprudente nos asalte con insistentes preguntas directas sobre nuestro patrimonio e ingresos es algo que nos hace hervir la sangre. Si hablar de dinero es de mal gusto, mucho más lo es en la mesa y con un desconocido. Se ve que su mujer tampoco juzgaba innoble o indigno el tópico porque se ocupó de informarnos a todos que cada vez que va al supermercado no gasta menos de ochocientos pesos.

viernes, mayo 18, 2007

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina

Tengo por fortuna no ser un literato, razón que me habilita a acudir a veces a las citas evidentes, sin que colegas eventuales, siempre tan crueles, se detengan a señalar en mi conducta un catálogo de ingenuidades. En este caso, se trata de un poema famosísimo (una obviedad, si ud. es literato pase de largo, lo damos por sabido)que mi madre se sabe de memoria y que siempre me recitaba durante mi infancia. Naturalmente, yo no entendía ni la mitad. Pero ahora entiendo, te lo juro.

RETRATO

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
-ya conocéis mi torpe aliño indumentario-,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y más que un hombre al uso que sabe su doctrina
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo
-quien habla solo espera hablar a Dios un día-;
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho donde yago.

Y cuando llegue el día del último viaje,
y está al partir la nave que nunca ha de tornar
me encontraréis a bordo, ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

martes, mayo 15, 2007

Oh, you, black bile...

Aun entre los cadáveres hay unos más bellos que otros.

martes, mayo 08, 2007

Las víctimas de la espera II

Manantial y yo habíamos esperado ese momento durante tres meses, desde que me llegó la noticia. Compramos tinto, pan y un pedazo de queso. En casa había salame picado fino y chorizo colorado. Nos sentamos frente al televisor y dimos cuenta de la picadita mientras nos íbamos poniendo en clima viendo un partido de fútbol (Vélez vs. San Lorenzo). Un poco más tarde pedimos empanadas. Manantial, en un exceso de entusiasmo, incluyó en la lista una de "champignon", que por supuesto permaneció intacta. Comimos, bebimos y esperamos. La botella empezaba a agonizar y el evento no comenzaba. Seguimos esperando. Fumamos. Volvimos a fumar. Incrédulos, cambiábamos frenéticamente de canal. Todo fue inútil. Jamás transmitieron la pelea del Golden Boy vs. Mayweather en las Vegas. Tuvimos que conformarnos con un combate en directo desde Trenque-lauquen.

viernes, mayo 04, 2007

Las víctimas de la espera

Anoche soñé que Manantial y yo estábamos en una especie de institución mental. Permanecíamos sentaditos en una sala de espera que se parecía mucho a la de las estaciones de ferrocarril de pueblo. Esperábamos y nada sucedía. Pero de alguna manera nos enterábamos que en esa institución se alojaban varios presidentes de Estados Unidos, pero en chalecitos preferenciales. Después aparecía un italiano entrecano y simpático que nos pedía discreción respecto de su origen (era siciliano)para que no se dieran cuenta de que era de la mafia. Creo que era a él que le decíamos que teníamos hambre. La cuestión es que al rato aparecía Verónica Lozano con una bandeja llena de bocaditos exquisitos y nos los ofrecía de keruza. Después no me acuerdo más. ¿es grave, doc?

jueves, mayo 03, 2007

Tu máscara de arcilla

Nosotros llegamos cansados, sucios de polvo y de pintura. Ella también está pintada. La cruzamos en el pasillo, maquillada y vestidita. Diez minutos después nosotros estamos desparramados en la cama y ella en un programa de TV. La cruzamos haciendo zapping.

miércoles, abril 25, 2007

Autodidacto

El martes pasado cayó un rayo que dejó a la computadora que uso en el trabajo aislada de internet y de la red interna. Por esta razón no solo no pude hacer mi trabajo, sino que ni siquiera pude boludear. Pero estuvo bien, aproveché el tiempo y leí un libro sobre la historia de Constantinopla desde la caída en 1453 hasta 1924 y otro sobre las Brigadas rojas. Y sí, no solo con la bebida soy desordenado.

jueves, abril 12, 2007

En la marmolería

Justo cuando la señora estaba por informarnos sobre el valor del granito entraron tres hombres y preguntaron por una urna. “¿Para qué?” preguntó la señora. Ni el más joven ni el más viejo respondieron. “Para cenizas” dijo el tercero. La señora entonces les fue señalando todos los modelos mientras decía los precios. “40, 50, 100”. Pero el precio no era el problema. El problema era el tamaño “porque va a ir al panteón de actores y es muy chico el espacio que hay”. “Llevelá” dijo la vendedora “Llevelá y la prueba. Si no entra me la devuelve. Eso sí, tiene que ser ahora porque una vez que le pone las cenizas ya no le puedo devolver el dinero”. Casi sin parlamentar los tres hombres decidieron ir a probar con dos urnas distintas. “Le dejo un documento” dijo el portavoz del trío de deudos. “No, no” dijo la mujer “no se va a ensuciar por una urna. Vaya y después me la trae”. Los hombres salieron en silencio y cruzaron la calle hacia el cementerio.
“¿De qué color son los muebles de la cocina?” preguntó la mujer.

martes, abril 10, 2007

Terapia

Según dice Leonard Cohen en su novela Beautiful losers, los iroqueses entienden la enfermedad como la manifestación de un deseo no realizado, por eso, cuando alguien se enferma le llevan toda clases de cosas con la esperanza de dar con el objeto deseado. Claro que a veces no es tan fácil. Hoy por ejemplo mi mayor deseo sería decirle algo a la imbécil que me gritó. Algo como: "Verá, no se los doy sólo porque no corresponde. No se los doy porque usted es una loca de mierda". Pero no puedo hacer eso. Podría, pero supongo que por un lado no me conviene. Ahora, si los iroqueses tienen razón, voy a enfermarme. Y seguro que ninguna de mis visitas me va a traer a la loca de mierda para que yo pueda decirle todo lo que se merece. Espero que con escribirlo acá sea suficiente.

viernes, marzo 30, 2007

Falso chamán, man

Anoche con Tazelaar tuvimos otra sesión de lija y whisky, pero el chamán faltó. Acaso se habrá enfermado, si es que los chamanes se enferman como el resto de los mortales. En su puesto de lucha contra el mal frente a los micrófonos había otro, pero no era lo mismo, este se hacía más el doctor y le faltaba la onda y el vértigo de nuestro querido chamán. Sin embargo escuchamos, reverentes, al sanador vicario. El primer llamado fue de Alberto de Goya, Corrientes. El nuevo chamán le sugirió que le jugara al 302 y le reveló al buen correntino que estaba regido por el planeta "Nepturno" (sic), que probablemente sea parecido a Neptuno pero con anillos como Saturno. Después le advirtió que su vecino le había hecho un daño. Le había esparcido tierra de cementerio en su casa y había arrojado sobre su techo "bolsadas de orines". Esto a Tazelaar y a mí nos pareció muy poético, pero no tanto como para no extrañar a nuestro primer chamán. Yo, por mi parte, solo para llevarle la contra al nuevo que recomendó jugarle al 302, le acabo de jugar al 203 a la cabeza. Después les cuento como me fue.

miércoles, marzo 28, 2007

¿Qué se fizo el buen Julián?¿Qué fue de tanto galán?

Vaya esta redondilla en homenaje a un caballero argentino, por si algún día le da por googlearse. ¡Salud!

¿Qué será de Julián Ponce,
el jabalí del oeste?
¿Aún montará en hembra hueste
En algún telo del Once?

lunes, marzo 26, 2007

La lija o el chamán, man.

-Limpiar de restos de yeso los ladrillos de la bovedilla con un cepillo de acero.
-Lijar todas las vigas.
-Poner protector a los ladrillos.
-Limpiar las vigas con tyner.
-Sacar la pintura descascarada.
-Enduir.
Y lijar, lijar, lijar. Lijar como un pelotudo.
Una vez me dijo Tazelaar algo así: "Si querés ser mejor persona, ponete a lijar paredes". Si eso es cierto, ya debo ser un maldito santo del cielo.
Por suerte conseguí algo de ayuda. El sábado vinieron V., el Trompo y Manantial (aunque él se dedicó exclusivamente a supervisar). Y los jueves a la noche, viene el propio Tazelaar y nos ponemos a lijar hasta la madrugada, tomando whisky del pico y escuchando a un chamán en una Spica que me prestó mi padre. Este jueves el hermanito cacique nosécuánto recomendó a sus oyentes preparar un vaso con agua y tomar tres sorbitos mientras decía unas oraciones. La idea es que eso te ayuda a ganar en los juegos de azar. Nosotros agua no teníamos, así que tomamos tres sorbitos de whisky. Yo le dije a Tazelaar que si con agua funciona, mucho más va a funcionar con "agua de vida", que es la etimología de whisky. Ahora estamos cubiertos por todos lados: o santos o millonarios. Te lo digo, si no nos salva la lija nos salva el chamán.

viernes, marzo 23, 2007

Par délicatesse j’ai perdu ma vie

Viajar en la ciudad exige muchas energías. El subte D es una caldera y tres de los cinco días hábiles funciona con demora. Los colectivos ya no son lo que eran. Ya no se puede leer en los medios de transporte, que están llenos de charlatanes con celular ¿Tienen tanto para decirse? Salir en auto un día de semana es una empresa imposible (Me pregunto por qué en este país la mayoría de los coches no tienen guiño). Todo es agotador. Y después, encima, trabajar.

Pero lo más agotador es el inútil esfuerzo que dedico a disimular que soy una persona educada. Y es que no puedo hacer otra cosa que intentarlo, aunque sea trágicamente, porque en cuanto se dan cuenta de la terrible verdad, no paran hasta matarte. Puedo jurarlo. ¡Vampiros, vampiros!

Mi abuela me decía: “Si querés que te traten bien, tenés que tratar mal”. Y tenía razón, lo compruebo invariablemente. Pero no puedo, no me sale. Qué pena, no aprendí nada de mi abuela, me iría tanto mejor...

miércoles, marzo 21, 2007

Metonimias: El bourbon




Si hemos de dar crédito a la versión de Robert Graves, la palabra vino es una metonimia del tipo continente/contenido, porque según él deriva del vocablo cretense oinos que designaba las vasijas en las que solía almacenarse y transportarse la generosa bebida. Lo que sí es cierto es que si yo digo que me tomé un borgoña estoy utilizando una metonimia que alude al producto por su región de origen, aunque puede suceder (y muy a mi pesar es lo más probable) que lo que yo haya tomado haya sido una imitación mendocina de un vino típico de la Bourgogne (Me adelanto a las posibles objeciones de los maestros de retórica y a la plétora de bienaventurados a los que les calza tan bien el verbo inglés to patronize y advierto que cuando digo “metonimia” lo digo en sentido general, es decir que incluyo la sinécdoque.). Algo parecido sucede con el bourbon. En principio, un bourbon es un whisky producido en el condado de Bourbon, llamado así en honor a los borbones y cuya ciudad cabecera se llama Paris. Naturalmente no todo el bourbon que se produce hoy en día proviene de allí. Bourbon designa un tipo de whisky que se produce en cualquier lugar, pero “a la manera de” aquel que solía hacerse en el condado y, por ley, debe estar hecho con 51% de maíz. Mis queridos amigos de Jack Daniels sostienen que lo que sale de sus alambiques en Lynchburg, Tennesse, no es un bourbon, sino un Tennessee whiskey (sic), lo que no quita que se parezca más a un bourbon que a un scotch (Metonimia geográficamente más generosa). Sus argumentos se centran fundamentalmente en el proceso de filtrado en carbón que ellos realizan y que le da al Jack Daniels sus notas ahumadas. Pero yo no dejo de sospechar la presencia de un deseo de distinguirse de los vecinos o acaso de cierto orgullo acompañado de un rigor léxico que los hace tomar la metonimia al pie de la letra: si no está hecho en Bourbon (¡Y ni siquiera en Kentucky!), no es un bourbon. Yo por suerte no tengo esos problemas y te tomo lo mismo Jack Daniels que Jim Beam. Qué me importa si unos lo llaman bourbon y los otros whiskey, si después de clavarme varios vasos yo ni sé quien soy, ni de donde vengo, ni como me llamo. Y eso tampoco me importa. Salud.

lunes, marzo 19, 2007

Manejando por Libertador...

She:-Lo bueno de las despedidas de soltera de las lesbianas es que la torta no tiene que tener forma de pene y todas esas estupideces. Con que tenga forma de torta ya está.
Me:...

viernes, marzo 16, 2007

sciuscià

Me: -No escuché bien: ¿Querés o necesitás?
She:-Querer o necesitar, en términos de zapatos, es exactamente lo mismo. Ya deberías saberlo a esta altura.

jueves, marzo 15, 2007

Te lo digo...

Yo cuando era chico pensaba que Susú Pecoraro se llamaba Susupe Coraro.

martes, marzo 13, 2007

Mi planta de palta, aguacate o avocado.



No debe haber en el mundo semilla más tentadora para sembrar que la de la palta, aguacate o avocado. Ese carozo enorme, esférico y contundente ejerce una fuerza que acaso no es otra cosa que sensualidad, la fuerza por la que la vida se abre camino, a pesar de todo lo que se le opone, empezando por las dificultades de la riesgosa estrategia de la reproducción sexuada. Cada vez que abro una palta extraigo con mucho cuidado la semilla y palpo con los dedos durante unos instantes su fecunda redondez y jamás la tiro a la basura sin una vaga sensación de duelo.
Descubrí la palta, aguacate o avocado, cuando tenía alrededor de diez años en la cocina de mi casa. Todavía no había explotado la revolución gastronómica que rige hoy nuestros paladares (Y mucho menos en el campo). Supongo que hoy en día hasta el gaucho más infeliz ya conoce los secretos del guacamole y ha frecuentado más de un restaurante mexicano. Para mí fue una novedad y mi sorpresa fue mayor cuando pude ver la semilla. Poco rato después estaba en el patio haciendo un pozo desmesurado para enterrarla. Era tan profundo que creo que fue un milagro que brotara, pero mi lógica no era del todo torpe: si la semilla era enorme, el pozo debía serlo también. Por un tiempo me olvidé del asunto, hasta que mi tía abuela Lily descubrió la planta mientras limpiaba los canteros de malezas. “Eso no es un yuyo” me dijo. “No –dije yo- esa es mi palta”. En pocos años el falso yuyo se convirtió en un árbol altísimo y dio muchísimas paltas, aguacates o avocados. Yo a cambio lo regaba, vigilaba los bichos, y cortaba los frutos que se ennegrecían antes de crecer y madurar. Una tarde descubrí una de estas paltas pequeñas y negras en una rama baja. En el momento que estiré mi mano para arrancarla me pareció que se había movido. Incrédulo, me acerqué a mirarla más de cerca. Entonces, lo que yo creía una palta pequeña y reseca desplegó sus alas negras y salió volando. Era un murciélago que había tomado mi árbol para dormir. Su susto debió ser mayor que el mío porque nunca lo volví a ver. Hace ya muchos años que aquella casa se vendió. La compró un vecino, fabricante de pastas, como le père Goriot. Yo no lamenté dejar atrás la habitación de mi infancia, pero sí mi palta, aguacate o avocado. Y si bien nunca lo averigüé, yo sé, en el fondo de mi corazón, que a mi querido árbol me lo acostaron de un hachazo.

jueves, marzo 08, 2007

Suicidas ejemplares: Jan Potocki



Jan Potocki pulió el asa de una tetera de plata y formó con ella una bala. La hizo bendecir por un cura -"por si acaso existiese Dios"- y se voló los sesos.
Hay quien sugiere que el autor del Manuscrito encontrado en Zaragoza temía y sospechaba sufrir de licantropía. Nunca lo sabremos. Potocki era un erudito conde polaco que vivió la época de la revolución francesa -lo llamaban "citoyen comte"- y que viajó incesantemente por Europa y Asia, hasta el límite de China, adonde no pudo ingresar porque el emperador le negó el permiso. Pero lo que encuentro más fascinante de Potocki es su profunda comprensión del corazón del hombre (lo que para muchos, imagino y concedo, no quiere decir nada).


"Veréis por doquier más mal que bien, pero en ningún lado veréis el mal sin mezcla de un poco de bien, y esto debe bastarle al sabio para consolarlo de la vida".

Jan Potocki (1761-1815)

jueves, marzo 01, 2007

Los iracundos



Debe ser que estoy grande, porque a mi alrededor cada vez veo más gente iracunda.

miércoles, febrero 28, 2007

Yo leí sin saber

Yo leí Un altro mare sin saber quién era Carlo Michelstaedter, sin saber que se había suicidado a los 23 años después de terminar su tesis el día del cumpleaños de su madre, 17, la desgracia. Nunca supe que el revólver que usó para acabarse era de su amigo Enrico -el protagonista de la magnífica novela-, que acaso se lo había dado para no tentarse y meterse un tiro. Yo no sabía nada de esto.

Hasta que un día me encontré con un poema en una antología.

Y entonces supe.

jueves, febrero 22, 2007

Hexagrama 33

Hexagrama 33 at work

-Este año me gustaría que hubiese más integración, no como el año pasado. En general, el más aislado siempre sos vos, supongo que es por tu personalidad.
-En parte es por mi personalidad, en parte es por la personalidad de los demás. Yo sé que cedo, porque lo que más me horroriza es tener que luchar para defender un espacio. Y como sé que cedo por horror, y hay cosas que no quiero ceder, entonces evito el contacto y punto.
- Igual, aislado y todo, yo quiero que vos estés.

domingo, febrero 18, 2007

De sol a sol con mi psicóloga (o el dandy en la oficina)

Llegamos al consultorio al amanecer. Nos mojamos los pies con el rocío.


Acá estoy abrazado con ella. La transferencia funciona muy bien.


El fuego purificador (esto me lo enseñó mi abuelo pirómano).


Ojalá todo fuera tan perfecto como esto. Pero no.


La sesión termina con el día, cuando a Sísifo se le cae la roca.


Este trip no hubiera sido posible sin la inestimable colaboración de mi acompañante terapéutico. Mi gratitud es infinita.

viernes, febrero 16, 2007

De como la mañana dispara en la frente del navarca desolado

Esa mañana, mientras se lavaba los dientes, veía formarse alternativamente en los cinco círculos oscuros del desagüe de la pileta del baño una membrana líquida que se tensaba hasta dar su gota al vacío. Eran los guiños dorados del tambor de un revólver.

viernes, febrero 09, 2007

Sí, mi coronel (o la literatura en el cuartel)

Me tocó la desgracia de ser todavía socrático cuando me llegó la hora de la milicia. Eso no evitó que día del sorteo me colgara una herradura del cuello para que me trajera suerte. Años después aprendí que la historia de la buena suerte de la herraduras provenía de la Antigüedad, cuando los caballos se herraban con oro. El que se encontraba una herradura de aquellas ya había tenido suerte. La mía era de hierro, claro, y se demostró completamente inútil. Frente a la desgracia consumada y a pesar de la tristeza y el asco, decidí cumplir con las leyes de la polis. Siempre pensé (y sigo pensando) que aquellos que repiten incesantemente sus anécdotas de la colimba en el fondo han disfrutado la experiencia o, al menos, que es lo que quieren que creamos. Puedo asegurar que no es mi caso. Habría para contar tantas cosas terribles que asombrarían a más de uno, pero esas me las callo.
Relataré, sin embargo, dos episodios que, si bien podrían llegar a ser graciosos, ilustran de una manera más indirecta la gran bola de estupidez a la que constantemente estamos sometidos.
Mi arma fue la artillería, y como yo era el único soldado que hablaba inglés (los “chicos bien” no estaban, se ve que no eran tan socráticos), con lógica implacable, mis superiores me destinaron a “Comunicaciones” y me invistieron con el dudoso honor de ser radio-operador del jefe de Grupo, lo que no implicaba ningún privilegio, pues no hubo desgracia de la que mi puesto me librara, sino más bien al contrario. Una mañana, durante una jornada de maniobras de tiro, me tocó acompañar a los más altos oficiales a través de todo el teatro de operaciones. Los militares son un poco como los chicos, les gusta estar cuando disparan los cañones y cuando estallan los proyectiles. Durante uno de esos trayectos nos detuvimos en un pueblo llamado “Agustina”. Mientras esperábamos quién sabe qué, uno de los altos oficiales preguntó: “¿Este pueblo se llamará Agustina por Agustina Storni?”. Algo dentro de mí se revolvió y, tímidamente, desde el asiento trasero del Jeep y cuidando de no ser muy asertivo para que no sonara a corrección, dije: “Creo que era Alfonsina Storni, mi coronel”. “Aaah”-dijo el coronel mientras me estudiaba detenidamente- “Alfonsina...”. Veinte minutos más tarde una nueva pausa ponía a prueba la paciencia de los oficiales, ansiosos por asistir a las explosiones. En este caso el problema era el clima. Se preparaba una tormenta que podía llegar a cambiar el curso de las maniobras. El coronel pensó unos segundos y, resignado, soltó: “...y Dios dirá”. Entonces ocurrió la fatalidad, la décima de segundo en la que nace la chispa que puede incendiar un destino. En esa décima de segundo bajó de mi cerebro a mi boca un verso, el último verso de un largo poema de aquel que fuera el poeta de mi adolescencia, Miguel Hernández. “... y Dios dirá” soltó el coronel. “Y Dios dirá, que está siempre callado” cité yo. Supe inmediatamente que acababa de cometer una estupidez del tamaño de un obús. El coronel se dio vuelta en su asiento para mirarme de frente y me gritó: “¡¿Usted cree en Dios, soldado?!!”. No me detuve ni siquiera a considerar las dificultades de explicarle a un militar el problema de la fe ¿Para qué? Yo me había metido en el brete y yo debía salir. “Sí, mi coronel”, mentí. La decisión de continuar con los apasionantes cañonazos me libró de ulteriores consecuencias.

miércoles, febrero 07, 2007

De esto está hecha la felicidad

El día que saquen a la venta un perfume con notas de bosta equina, sudor de yeguarizo y césped recién cortado, seré el primero en comprarlo.

lunes, febrero 05, 2007

Ética a Nicómano, Libro II, Capítulo 7

Siempre me impresionó esto que escribió el maestro de todos los que saben: "En el dominio de los placeres y dolores -no de todos, y en menor grado por lo que respecta a los dolores-, el término medio es la moderación, y el exceso, la intemperancia. Personas deficientes respecto de los placeres difícilmente existen; por eso, tales personas ni siquiera tienen nombre, pero llamémoslas insensibles." No sin temor reverente a contradecir al más docto, afirmaré que los excesos en los placeres me salvaron de la locura y que el exceso más peligroso consiste en buscar una soledad demasiado profunda, demasiado prolongada y en abandonar a quien se ama.

jueves, febrero 01, 2007

Año nuevo, template nuevo.

Y sí, las pelotas ya me tenían podrido.

martes, enero 23, 2007

Cosas (lecturas) del verano

"Si se pudieran medir los saltos de la atención, el rendimiento de los músculos de los ojos, los movimientos pendulares del alma y todos los esfuerzos que tiene que hacer un hombre para conseguir abrir brecha a través de la afluencia de una calle, es de presumir que resultaría -él así lo había imaginado al jugar a investigar lo imposible- una dimensión frente a la cual sería ridícula la fuerza que necesita Atlante para sostener el mundo. De ahí se podría deducir qué esfuerzo tan titánico supone el de un individuo moderno que no hace nada."

Robert Musil, El hombre sin atributos

jueves, enero 04, 2007

Hasta pronto

Me voy al mar, que es mi lugar natural. Me llevo una pila de libros y mi flamante traje de baño rojo. Hasta la vista.