miércoles, noviembre 02, 2005

Simetría

Me bastó verla empujar con dificultad la puerta con una enorme bolsa en cada mano para saber que lo que entraba era un problema. La vieja era chiquita y encorvada y tenía el pelo entrecano recogido y pegoteado de mugre. Cuando, después de apoyar las bolsas en el suelo, abrió la boca confirmé mis sospechas (padezco el horror de conocer a la gente, maldita sea). Tenía la voz más aflautada que he oído en años, como de niño malcriado. “Quisiera ver libros sobre simetría” dijo. Cuando le informamos que no había nada específico sobre el tema, abrió los ojos alucinados y soltó una pregunta retórica “¿Será que nadie ha investigado un tema tan importante?” entonces levantó un puño y gritó “entonces voy a ser la primera”. Mi jefa y yo nos miramos. El trabajo no es difícil: viene alguien, pide un libro, si lo tenemos se lo damos y la persona se va, si no lo tenemos, decimos que lo sentimos mucho y la persona se va. Pero la vieja no se iba. No, claro que no. “¿Ustedes saben que hay un círculo de amigos de la simetría? Yo fui a una reunión, la hacían en un bar, pero no encontré a nadie y el señor del bar no me supo decir. Lo que pasa es que ellos son muy cerrados.” Mi jefa y yo nos esforzábamos por no otorgarle la mirada, una tarea muy ingrata para gentes educadas como nosotros, pero sentíamos que no podíamos ceder. Me cruzó por la mente algo que escribió Céline sobre la locura. Algo acerca de cómo el loco te va enredando con un discurso trivial y cuando te querés acordar el tipo te arrastró sin remedio hacia el centro de su delirio. La vieja continuaba impertérrita frente a nuestra mudez: “En el 2007 se va a hacer un congreso internacional sobre la simetría acá en Argentina”. Como vio que yo no despegaba la vista del monitor cambió de estrategia: “Yo creo que voy a hacer un website sobre la simetría”. La vieja no solo era hábil, sino que su delirio era sofisticado. Pero no caí en su trampa. Entonces apeló al último recurso, la pregunta directa, que tensa al máximo la violencia del silencio deliberado: “Usted sabe quién fue el inventor de la simetría?” Como no la miraba de frente, no sabía a quién se dirigía. Estaba más cerca de mí, pero su cuerpo apuntaba a mi jefa. Fue ella quien cedió al fin y respondió “No... no sé”.
La vieja sonrió satisfecha por su victoria y señaló el techo moviendo el índice de arriba abajo. “El creador” dijo. “Los hombres somos las primeras criaturas simétricas” y mientras decía esto abrió los brazos y se paró durita como un espantapájaros en medio de la biblioteca. Y así estaba cuando llegó el librero con libros nuevos. Eso no estaba en los planes de la vieja, de modo que abandonó la pose, dio las gracias, recogió sus bolsas y se fue por donde había venido. Ninguno de los libros nuevos era sobre la simetría.

9 comentarios:

Ruth dijo...

Bueno, no puede alegar que se aburre... pero ¿de qué tenía miedo, de contagiarse? A que no había pensado nunca en el asunto de la simetría. Los locos suelen ser el impulso de la ciencia.

Anónimo dijo...

Bueno hubiera sido que sí recibieran en la tanda de los nuevos un ejemplar sobre el tema en cuestión. Eso sí que hubiera sido un lindo parangón de maldad refinada;del "creador", por supuesto.

Griselda García dijo...

uf, qué vuelo, la vieja.

tazelaar dijo...

es que la vieja era un portal a la simetria almirante, usted actuo muy bien. si no, no le hubiera quedado mas remedio ser su otra parte igual, igual de loca.

El Trompo Promiscuo dijo...

¿Cómo no le prestaste atención a esa gran sabia? Deberiamos buscar la otra parte de todo objeto para que forme la simetría? ¿Existirá un universo exactamente igual a este? No hablo de complemento (tipo ying y yang)... muy interesante.. muy interesante.

Almirante Margarito dijo...

Coltrane: gracias. Y en cuanto a "dimezzati", por ahí tenemos suerte y nos viene a visitar la mitad lúcida.

Minerva: por eso yo no espero nada de la ciencia.

Lady Macbeth: lo que pasa es que esos libros los secuestraron los esbirros del círculo de amigos de la simetría.

Mamá Bambi: Abrió las alas, pero no voló. Quiso imitar el diseño de Da vinci, pero más bien parecía un Cristo.

Ulma: ahora que lo dice creo que conozco a algunos socios de ese club.

Tazelaar: me tranquiliza saber que cuento con su aprobación.

Trompo: ya veo que la señora no es la única a la que el mar le llevó una ojota...

El Trompo Promiscuo dijo...

Mi problema es que sin mi otra ojota he perdido la simetria....

Anónimo dijo...

Digamos que coincido con tazelaar. Si ud. cedia y el librero no hubiese aparecido...
que hubiese pasado?

Hablando de portales, cada uno tiene el suyo.

Jack Celliers dijo...

Dios mio, que suerte que tiene y cómo la desperdicia. Yo me pasaria horas hablando con la vieja. Lo que hay que hacer con esta gente es retrucar, subir la apuesta, echar la falta.

Hay que decir que sí, hay libros sobre simetría. Se trata de libros totalmente palindrómicos. Los escribe un tipo que tiene una cabeza en el culo, para no desentonar, y así y así.

Cuando quiera que se vaya, agarre una tijera o algo afilado, mírela fijamente y dígale: ahora que la veo... Ud. muy simétrica no está eh?