domingo, enero 17, 2010

"Yo, que ya he luchado contra toda la maldad"

Cierta vez, durante uno de esos períodos en los que me enfrento al absurdo de la maldad gratuita de la especie humana, escuché a un filósofo mediático sostener muy fresco que "la muerte lo borra todo". Mi indignación no podría haber sido mayor frente a lo que consideraba (y sigo considerando) un postulado asquerosamente optimista. La muerte acaba con la vida, es evidente, pero no borra el doloroso hecho de haber nacido, crecido y tenido que enfrentar al mal en una lucha desigual y desgastante. Tal vez no exista lo que se podría llamar "una memoria del Universo", pero no importa, nada cambia el hecho de haber vivido, de haber soportado las afrentas y las humillaciones.
Por eso me dio tanto placer encontrarme con este tremendo epígrafe en un libro de Ricoeur:

"Celui qui a été ne peut plus désormais ne pas avoir été: désormais ce fait mystérieux et profondément obscur d'avoir été est son viatique pour l'éternité"

Vladimir Jankélévitch


Por eso es tan escalofriante el postulado del "Eterno retorno".

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