jueves, agosto 30, 2007

Inventario

O, wie lange bist, Elis, du verstorben.
(Georg Trakl)


El sol sobre la huella de un camino de tierra poco después del amanecer. La bruma, el tenue velo de rocío que se evapora y destapa los potreros verdes. El polvo volando en el espejo retrovisor. El cuis fugaz y el círculo enemigo del chimango. Una tranquera que abrí y cerré y que ya no existe. Un zaino lucero que se llamaba Garufa. Mi reino en las higueras, un nogal y las manos infinitas del hombre.

Todo eso me pertenece para siempre.

lunes, agosto 27, 2007

Acto fallido

Subíamos la escalera, ya a salvo de la lluvia, el Trompo, Manantial y yo.

Manantial: -Necesito una novia. Una de 22 años.
Alte. M: -¿Rubia, morocha o peligrosa?


No fue un chiste ni una ocurrencia, puedo jurar que lo que yo quise decir fue "pelirroja".

viernes, agosto 17, 2007

Fetichismo

Imagínense tener entre sus manos la edición original de Une saison en enfer. Aquella edición impresa "aux frais de l'auteur". Bueno, yo tengo entre mis manos algo parecido.

martes, agosto 14, 2007

Inseguridad Crónica (TV)

Pobre lumpen de mentira, los lumpen de verdusky pasaron a cobrarle el derecho de autor.

jueves, agosto 09, 2007

Nostalgia vertical

"Vivre est une chute horizontale".

Jean Cocteau - Opium

lunes, agosto 06, 2007

Lo qu'hirve le echa el arroz

Están estos zapatos puntiagudos, que me dicen que se llaman "stiletti" -pero yo creo que es una confusión, porque dicho nombre alude acaso más al taco que a la punta-, y que se pueden encontrar en los pies de algunas mujeres con solo bajar la vista en la calle, en el subte, en los pasillos. Bueno, me deprimen. He estudiado el asunto intensamente, con plena conciencia del campo minado que huellan mis indagaciones. La precisión se impone, ser un freak también requiere una ardua disciplina espiritual. Es cierto que no hay nada que a la larga no me deprima, pero el efecto de este tipo de calzado es invariablemente inmediato. Ni el entusiasmo más inusual resiste frente a la presencia de una chica, señora o señorita, pertrechada con estas hiperbólicas púas vacuas y pedestres. Es como si se me clavaran en el pecho. La primera reacción es defensiva: desvío la vista. Después, sobrepuesto al primer espanto, vuelvo a buscar la fuente del horror. Decía que he pensado mucho en esto, sin resultados satisfactorios. Pero hace una semana, después de un viaje en subte junto a un par de botas de esta especie, creo he dado con la punta del ovillo. Mi primer tanteo me condujo, de la mano de un poeta español ("Por tu pie, la blancura más bailable/donde cesa en diez partes tu hermosura"), a la idea de la impostura, pues aquí cesa el pie, pero no cesa el calzado. Sin embargo, eso no era suficiente, porque el argumento también vale para el taco y para cualquier otro truco (Trucco, en italiano define tanto engaño de un mago como el maquillaje) Y yo en general no tengo nada contra el artificio, más bien al contrario. Tenía que haber algo más. No se trataba de la impostura en sí, sino de un tipo particular de impostura. Cuando comentaba mi fracaso con mi mujer, en mi desesperado discurso se coló una frase reveladora: "No sé, son como los zapatos de un payaso". Me escuché decirlo y me enamoré de la idea. ¿O acaso hay algo más deprimente que el circo, por el amor de Dios? ¡Es eso, es eso!¡Tiene que ser eso! concluí. No sé si he llegado a una verdad significativa de las profundidades de mi ser. Poco me importa. Lo que es impagable es que ya no temo el acecho de los malditos "stiletti". Y que me ahorré la terapia, obvio.

miércoles, agosto 01, 2007

Odontológica y schopenhaueriana

En la oscura y misteriosa duermevela,
buscándome una muela con la lengua,
encontré

la angustia metafísica.