miércoles, mayo 19, 2010

Consideraciones de estética musical (O ¡Agarrate, Adorno!)

Gracias a Petite fille volví a tocar la guitarra. Le canto canciones obvias como Kooks, Daddy's little girl, Duerme negrito, Leonzinho y otras no tanto, pero que igual parecen gustarle. Mi legítima esposa, deseosa de contar también con ese valiosísimo truco, me pidió un par de lecciones. Como siempre sucede con los que agarran una guitarra por primera vez y ensayan las primeras posturas, las cuerdas le parecieron duras. Frente a esta dificultad su primera pregunta fue "¿Y no hay guantecitos??". Decepcionada por mi respuesta negativa a una lógica tan evidente, cambió el enfoque: "¿Y no hay correítas más blandas?". La rigurosidad de maestro me obligó a responderle, no sin pena: "Son cuerdas, mi amor, no correítas". Finalmente, y con apenas una clase -lo que demuestra la potencia de su intelecto-, mi legítima esposa desarrolló una teoría respecto del origen de ciertos géneros musicales. Según ella el surgimiento del Heavy metal tiene su origen en el dolor de las yemas de los dedos de los guitarristas, lo que los hace estar tan, pero tan enojados, que solo una estética violenta puede dar cuenta de tan tremenda incomodidad. Es para pensarlo...

2 comentarios:

InFerNet dijo...

No es cierto. Las guitarras eléctricas que utilizan los heavys están calibradas y las cuerdas son casi imperceptibles. Si es por dolor, el Cavaquinho tiene unas cuerdas muy dolorosas... Así que no adscribo a esa hipótesis: no debe haber alguien más alegre que el brasilero.

InFerNet dijo...
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