jueves, julio 10, 2008
Monos y monos y monos
Normalmente salgo a la calle dispuesto a enfrentar a un coro de boludos, pero a veces me pasa que veo monos. Otra que "Informe para una academia", veo monos cabales. El otro día por ejemplo, cuando, por devolver un favor, tuve que hacer una fila para recibir un helado gratis tenía delante una señora que se obstinaba en romper la linealidad de la cola para poder atisbar impacientemente hacia adelante y vigilar que nadie se colara. En cierto momento se acercó una persona y entró al lugar adonde repartían el helado (la persona -yo lo sabía- trabajaba allí). La señora que estaba delante de mí comenzó a resoplar y a moverse nerviosamente e intentó -vanamente, por cierto- encontrar en mi mirada un eco de su infatigable indignación. En ese momento mi mente estaba ocupada haciendo una analogía: pensaba en esos programas del Animal Planet que tanto me gustan, esos en los que los depredadores atrapan a la presa y luego vemos al animal alfa cebarse en primer término, mientras los demás vacilan y se acercan tímidos, temblorosos, al botín. O las hienas mientras comen los leones o los buitres mientras comen las hienas. Y así. Leones, hienas, buitres... Monos, monos, monos. Y no pude evitar pensar -porque soy un notable pesimista- que la diferencia genética entre la señora y yo es despreciable, mínima. Lo único que nos separa es el umbral de desesperación, yo necesito algo más que la posibilidad de perder un helado gratis para desesperarme. Pero esa es apenas una diferencia cuantitativa. Lo que me diferencia de esa mujer odiosa es que ella tiene más apetito de vida. O dicho de otra forma, más ganas de vivir.
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13 comentarios:
Una perfecta oda al suicidio.
A mi pesar veo parte de Angelus en tu desdén por lo vital.
Sin embargo, yo pienso que esa vieja tiene más ganas de vivir porque tiene menos vida propia. Que se enoja por nada, porque no tiene nada de que enojarse.
Vemos sólo lo que queremos ver, y a ti también te pasa.
Almirante, ud. me ha puesto en un brete. Siempre pensé lo que me diferenciaba de esas señoras era mi tendencia a la tranqulidad, al orden y a la aceptación de aquello que no puedo solucionar.
Ahora veo que la gran diferencia es, que para mi la vida es solo un mero transcurrir y que nada me termina de apasionar.
Mis respetos.
llegando los monos.
Esa señora, estimado Almirante, sabe poner la vida en un helado gratis. Y es envidiable.
Angelus: Puede ser, puede ser.
Fito: Mejor siga con su hipótesis original.
Anónimo: En rigor, el título remite a otro disco de otra banda del llamado "rock nacional".
Wung ming: Y es admirable, preferiría yo.
La banda a la que ud. hace referencia es Clap, el primer esbozo de lo que luego se deformó en La Portuaria. Personalmente el tema Simios (Monos y monos y monos a mi alrededor..) de donde ud. sacó el título, me pareció genial cuando lo escuche por primera vez en aquellos 80's. Lo voy a buscar en e-mule para sentir que mi memoría (y mi gusto musical de aquellas épocas) se mueve, también, entre el error y la mentira.
¡Muy bien, Fito, se ha ganado un helado gratis! (Eso sí, va a tener que hacer la cola)
En cuanto a la del error y la mentira, no podría coincidir más con ud.
"Wu wei, baby, wu wei".
Aborrezco a los spammers.
Noto que el label Inadecuaciones es el más prolífero, Margaret.
Charlotte, la causa de eso puede ser:
a) Una constatación objetiva
b) Falta de imaginación
c) Las dos cosas
En "Cicatrices" de Saer, el protagonista del 3er capítulo llamado "abril, mayo", se refiere a la gente como "gorilas". No en el sentido político del término, sino en el mismo sentido en que usted usa "monos". Si me deja, le voy a transcribir un fragmento: "Los gorilas estarán ahora saliendo de sus guaridas, dejando sus jergones malolientes, observando sus dentaduras carcomidas frente al espejo, deponiendo sus excrementos, revolviéndose modosamente en las camas donde han copulado con sus hembras de sexo rojizo, entre rugidos apagados y lamentos brutales(...)En el colectivo se aplastarán unos contra otros, refregándose los culos carnosos y echándose el aliento sobre la cara todavía hinchada por el sueño. Emitirán unos sonidos roncos, sacudiendo la cabeza, abriendo desmesuradamente los ojos y moviendo las manos en ademanes ininteligibles."
¡Ah, sí, querido Infernet, yo a la hora de las incorrecciones me decido exclusivamente por la incorrecciones prestigiosas!
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