He sabido este domingo que en cierto monte aislado florece, para nadie, una rosa china. Así lo ha hecho todos estos años hasta ahora. Pienso en esa rosa inaccesible como en un talismán protector que ejerce su poder sobre alguien que, a la distancia y distraído en el penoso comercio con el mundo, ignora su existencia. Hasta este domingo en que he sabido de la rosa que se abre entre malezas como la mano entrañable que supo sembrarla. Y he querido manejar los cientos de kilómetros que me separan de ese monte sólo para verla.
El lunes, al regresar a mi casa por el camino de todos los días, pensaba en todo esto y entonces la vi: una rosa china roja, no en un monte aislado, ni entre las malezas huérfanas, sino en un cantero de la calle en la esquina de mi casa. Paso a diario frente a ella, y sin embargo nunca la había visto. Hasta ayer.
Hay cosas que te hacen abrir los ojos.
martes, agosto 25, 2009
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
6 comentarios:
Hacía bastante que no lo visitaba, Almirante, y mire con lo que me encuentro. Qué belleza.
hay una rosa a la vuelta de la esquina sólo hay que saber encontrarla. el capítulo de la rosa es mi favorito del principito. que lindas olas hoy almirante
"Abre los ojos...abre los ojos..." (idem, 1997) Vainilla Sky neverrrr
qué bello post.
Gracias a todos. Estas cosas no suceden a diario. Me olvidé de escribirlo en el post, pero cuando recibí la noticia, una de las primeras cosas que recordé fue un celebérrimo verso de Eliot que dialoga con The heart of darkness, de Conrad: "Looking into the heart of light, the silence." De The waste land, por cierto.
Las palabras justas para estos días. Como una lucecita. Gracias Almirante.
Publicar un comentario