lunes, julio 16, 2007

Señales

Cuando mi nuevo vecino me golpea la puerta para pedirme con urgencia algo que sirva para improvisar un disfraz porque tiene una fiesta esa misma noche, cuando el lunes siguiente un trámite me requiere en una esquina en la que hay una casa de disfraces que jamás había advertido, cuando esa misma tarde una vieja amiga me manda un mail para invitarme a su fiesta de cumpleaños y en el "flyer" adjunto descubro que hay que ir rigurosamente disfrazado, no tengo el menor escrúpulo en confesar que tiendo a interpretar estos hechos lisa y llanamente como "señales". Compulsión de repetición, dirá el Freud de turno, caprichos del azar, los descreídos en general. Es posible, no me escandalizan esas reservas, y por eso no insisto y no menciono esa sensación en la espalda, esa leve presión como de preñez del aire, grávido de acontecimientos en ciernes. Ni siquiera me preocupa si la novedad que se prepara es buena o es mala, indulgente u ominosa.
Porque de cualquier modo, yo soy un concienzudo ignorador de señales, y, naturalmente, jamás asistí a la fiesta.

8 comentarios:

La condesa sangrienta dijo...

Cuando un amigo me envía un cuento corto de terror escrito para un concurso H. P. Lovecraft, cuando me cuenta un poco sobre la mitología lovecraftiana y algunas relaciones con Borges, cuando el día anterior a eso yo había estado leyendo el cuento de Borges "There are more things" dedicado a H.P. Lovecraft, no puedo dejar de pensar que esas señales me dicen que there are more things...indudablemente.

El Perro dijo...

Si, me pasa lo mismo, con otras cosas quizá, digamos...enanos de jardín.

la vasquita dijo...

Yo que usted me sacaba el disfraz y llevaba el niño a la fiesta.

Satamarina dijo...

Claro, yo tampoco hubiese ido. Una fiesta de disfraces me deprime, casi siempre.

Las coincidencias me encantan, me gustan y les presto atención, aunque nunca sé señal de qué son...por lo general de nada.

saludos tacts

Almirante Margarito dijo...

Sra. Bathory: sólo faltaría que su amigo se llamara Horacio.

Perro: Eso sí que es siniestro.

Vasquita: El niño ha muerto. O al menos eso espero.

Marina: Sí, a mí no me hace falta mayor disfraz. Además me deprimen las fiestas. Por último, yo tampoco sé señales de qué son. Pero lo que si sé es que son señales.

Roedor dijo...

Está bien, Almirante, mientras se mantenga con esa actitud, va a seguir teniendo saludablemente resguardado su ateísmo/agnosticismo.

Si cruza la línea, ahí sí que se pone jodida la cosa, che.

Corre el riesgo de terminar siendo siendo un vulgar creyente, mi viejo. En principio, de las señales. Pero así empezaron muchos...

El Trompo Promiscuo dijo...

como si fuera mentiroso y nudista
en taxi voy hotel Savoy y bailamos ouo ouo ouo ouuu

la vasquita dijo...

¿En serio? Pero... bueno. Pero entonces *tan* vasco no era el niño. Evidentemente menos vasco que usted.