Viajar en la ciudad exige muchas energías. El subte D es una caldera y tres de los cinco días hábiles funciona con demora. Los colectivos ya no son lo que eran. Ya no se puede leer en los medios de transporte, que están llenos de charlatanes con celular ¿Tienen tanto para decirse? Salir en auto un día de semana es una empresa imposible (Me pregunto por qué en este país la mayoría de los coches no tienen guiño). Todo es agotador. Y después, encima, trabajar.
Pero lo más agotador es el inútil esfuerzo que dedico a disimular que soy una persona educada. Y es que no puedo hacer otra cosa que intentarlo, aunque sea trágicamente, porque en cuanto se dan cuenta de la terrible verdad, no paran hasta matarte. Puedo jurarlo. ¡Vampiros, vampiros!
Mi abuela me decía: “Si querés que te traten bien, tenés que tratar mal”. Y tenía razón, lo compruebo invariablemente. Pero no puedo, no me sale. Qué pena, no aprendí nada de mi abuela, me iría tanto mejor...
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4 comentarios:
En este siglo del conócete a ti mismo y crece interiormente, etc., he malgastado la mitad de mi vida con el mismo propósito que usted: parecer mas vulgar para no ofender o al menos eso creía yo, ahora me doy cuenta que lo hacía en defensa propia. La otra mitad la he pasado durmiendo. Gracias! Un placer leerle. Xin.
La humedad se soporta. Lo que mata es la vulgaridad.
Me gusta como relatas las cosas.
Xin: Sí, qué gran cosa es dormir.
Condesa: ¿Ha visto?
Mía: Muchas gracias. Parece que no soy el único que hace catarsis.
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