viernes, febrero 24, 2006

El problema del tránsito

El problema del tránsito no es el impotente que usa la bocina con frenesí masturbatorio, ni la señora que maneja a dos por hora por la izquierda, erguida y con las manos juntitas sobre el volante como un suricato en posición de alerta, ni el tachero que va despacio, todo bien, pero si te abrís para pasarlo acelera, ni esos otros, odiosos, que no tienen el timing de los semáforos y vos ves que va a cortar y ellos siguen a 20 y entonces corta, claro, y a ellos les agarra el apuro y pasan y vos te quedás en rojo, rojo de ira, hijos de una gran puta, cómo los detesto.

No.

El problema del tránsito es que la gente no sabe cuál es su propia velocidad.

4 comentarios:

Carroll's dijo...

y que dentro de sus autos, se creen Calígula. las bocinas como sentencias se meten en los oidos y recorren el laberinto.

Charlotte dijo...

su bioritmo, dice?

Almirante Margarito dijo...

Carroll's: Calígula no era tan malo. Lo que pasa es que los cristianos le hicieron muy mala fama.

Charlotte: Aaaah, ¿será eso? No lo había pensado así, pero a lo mejor...

Cristibel dijo...

Jajajaja... sabias palabras...