martes, marzo 13, 2007

Mi planta de palta, aguacate o avocado.



No debe haber en el mundo semilla más tentadora para sembrar que la de la palta, aguacate o avocado. Ese carozo enorme, esférico y contundente ejerce una fuerza que acaso no es otra cosa que sensualidad, la fuerza por la que la vida se abre camino, a pesar de todo lo que se le opone, empezando por las dificultades de la riesgosa estrategia de la reproducción sexuada. Cada vez que abro una palta extraigo con mucho cuidado la semilla y palpo con los dedos durante unos instantes su fecunda redondez y jamás la tiro a la basura sin una vaga sensación de duelo.
Descubrí la palta, aguacate o avocado, cuando tenía alrededor de diez años en la cocina de mi casa. Todavía no había explotado la revolución gastronómica que rige hoy nuestros paladares (Y mucho menos en el campo). Supongo que hoy en día hasta el gaucho más infeliz ya conoce los secretos del guacamole y ha frecuentado más de un restaurante mexicano. Para mí fue una novedad y mi sorpresa fue mayor cuando pude ver la semilla. Poco rato después estaba en el patio haciendo un pozo desmesurado para enterrarla. Era tan profundo que creo que fue un milagro que brotara, pero mi lógica no era del todo torpe: si la semilla era enorme, el pozo debía serlo también. Por un tiempo me olvidé del asunto, hasta que mi tía abuela Lily descubrió la planta mientras limpiaba los canteros de malezas. “Eso no es un yuyo” me dijo. “No –dije yo- esa es mi palta”. En pocos años el falso yuyo se convirtió en un árbol altísimo y dio muchísimas paltas, aguacates o avocados. Yo a cambio lo regaba, vigilaba los bichos, y cortaba los frutos que se ennegrecían antes de crecer y madurar. Una tarde descubrí una de estas paltas pequeñas y negras en una rama baja. En el momento que estiré mi mano para arrancarla me pareció que se había movido. Incrédulo, me acerqué a mirarla más de cerca. Entonces, lo que yo creía una palta pequeña y reseca desplegó sus alas negras y salió volando. Era un murciélago que había tomado mi árbol para dormir. Su susto debió ser mayor que el mío porque nunca lo volví a ver. Hace ya muchos años que aquella casa se vendió. La compró un vecino, fabricante de pastas, como le père Goriot. Yo no lamenté dejar atrás la habitación de mi infancia, pero sí mi palta, aguacate o avocado. Y si bien nunca lo averigüé, yo sé, en el fondo de mi corazón, que a mi querido árbol me lo acostaron de un hachazo.

17 comentarios:

La condesa sangrienta dijo...

Oh... ud. y su palta de naranja lima!

Angelus dijo...

mh, con la semilla de la palta está todo bien, pero la palta en si misma es feíiiiiiisima, guácala!

Caríssimo Cuore dijo...

no me sorprendería, conociéndole, que haya plantado murciélagos también

Anónimo dijo...

whisky,licantropia,suicidas y paltas!
paso todos los dias.me va.
cariños
a

Anónimo dijo...

Yo tambien queria arboles, plantas, arbustos. Queria una granja, una huerta. O un yuyito. Algo. Entonces plantaba cualquier cosa con la ilusion de que creciera: semillas de mandarina, de uva, de sandia. Nunca crecio nada, claro. Por suerte en 5to mi germinador me salio buenisimo, pero obvio, no era lo mismo.

Y yo cuidando a un poroto en un frasco de mermelada mientras otros con arboles de palta.

Me encanto tu relato.

Jack Celliers dijo...

Aguacate... avocado... creo que sólamente nosotros decimoe "palta" ¿de donde vendrá?

Yo no puedo tirar las semillas de palta. Alma urbana al fin, conservo tres con el difuso propósito de "hacer algo" con ellas. Sé que moriré sin saber qué carajo es ese "algo".

Almirante Margarito dijo...

Sra. Bathory: ese hubiera sido un excelente título.

Angelus: no estamos de acuerdo, la palta es lo más...

C.C.: este año vuelvo a sembrar murciélagos si me aceptan cierto seminario.

A: Muchas gracias, mucho gusto.

Uralita: bueno, son las ventajas de criarse en el campo. Si quiere le cuento las desventajas... ¿Tiene tiempo?

Jack: ¡No me diga que le pasa lo mismo! Lo que puede hacer es ponerlas en un frasco con agua hasta que broten, después las pasa a macetas y así. Y si no, junte más y regálele un lindísimo collar a su mujer (Pero ni se le ocurra decir que yo le di la idea, por las dudas).

La condesa sangrienta dijo...

Gracias Almirante, no todos conocen mi apellido. Saludos (o debo hacer la venia?)
Angelus: la palta más que feísima, me parece feminísima...u know

mer dijo...

En mi casa hay un palto gigante (que resiste incluso a la pasión podadora de mi madre). Siempre dio cientos de paltas y nosotros no sabíamos bien qué hacer con ellas. Mi tía abuela era la única que se las comía, cortadas al medio y espolvoreadas con azúcar.
Recientemente descubrí la comida caribeña, y un pedazo de palta para acompañar el arroz con carne guisada me parece un manjar. Cuántos años perdidos.

Como reza "Atrévete-te-te" (un reguetón de Calle 13), las puertorriqueñas mojan el arroz con un poco de aguacate / pa' cosechar nalgas de catolce kilates.

Anónimo dijo...

Yo pude haber tenido "hijos" de esa palta, pero la helada lo destruyo. Mesiento culpable de no poder seguir con la desendancia

No more to say than this.. dijo...

Aguacate! deli, hace días no me como uno. Me dieron ganas de ajiaco ó, en su defecto, ensaladita de lechuga romana con tomate, maizitos, queso amarillo, jamón ahumado, tomate, arvejas y cuadritos de aguacate. Obligada hoy al almuerzo.

Almirante Margarito dijo...

Miss Bathory: No, ninguna venia, por favor.

Mer: Yo se las recomiendo de mil maneras. Abiertas al medio con oliva, limón, sal y pimienta son magníficas y sencillitas. Rellenas con camarones, ni te cuento. En cuanto al reguetón, ahora entiendo porqué la recomiendan en todas las dietas para ganar peso. Un reguetón muy didáctico, sin dudas.

Androcles: Non preoccuparti, yo creo que debe haber algunos "hijitos" por algún lado.

NMTSTT: ¡Qué rico! Y yo sin almorzar. Un atentado lo suyo.

Satamarina dijo...

me emocionó este post tacts. Muy lindo amigo.
Besos

InFerNet dijo...

Junto a mi amigo William llegamos a la siguiente conclusión: aquellas árboles que despliegan miles de semillas deben considerar que su especie es digna de seguir existiendo, si no no se explicaría tanta profusión y euforia. Gracias a William entendí que cada árbol no sólo tiene su manera diferente de reproducirse sino también que ésa, la elegida, es la que el árbol considera más efectiva para seguir existiendo. Aunque es un misterio para mí qué habrá pensado la palta para existirse en una semilla tan redonda, grande y dura, tengo fe ciega en su elección.

Anónimo dijo...

hola, amigo, a mi me sucede algo parecido con lo de las semillas de las frutas, no me puedo resistir a querer sembrarlas es como un impulso incontrolable ........un saludo ecologico...que viva el agua
salud

Anónimo dijo...

hola, amigo, a mi me sucede algo parecido con lo de las semillas de las frutas, no me puedo resistir a querer sembrarlas es como un impulso incontrolable ........un saludo ecologico...que viva el agua
salud

Anónimo dijo...

yo plante una palta a los 17 o 18 años...esta primavera después de 10 años floreció, cuando me decian todos que nunca iba a dar, que se necesitaba otra porque sino era infertil.. vaya sorpresa me lleve ayer cuando vi un fruto colgando !!!! no entiendo a las paltas ni a la gente que habla de paltas!