jueves, septiembre 20, 2007

Equinoccio vernal

Un día como hoy, pero hace una cierta cantidad de años que no voy a decir por razones de estricta coquetería, mi padre intentaba sacar del garage el flamante falcon familiar (chupate esa aliteración, chuchi) con mi madre sentadita al lado y a punto de sacudirme a este valle de lágrimas. El coche, que salía marcha atrás (esto lo dejo picando para que la gilada haga chistes sobre mi sexualidad), se vio obstaculizado por un inoportuno desfile de carrozas. Inoportuno para el trance urgente en el que mis progenitores y yo nos encontrábamos, pero oportunísimo para el resto del pueblo, porque se trataba del esperado desfile del día de la primavera. También, quién te manda parir ese día. Digo día, pero era de noche, el horario preferido de los mamíferos en estado salvaje para nacer (iba a decir "dar a luz", pero eso no sería del todo correcto). Finalmente el flamante falcon familiar (tomá, te agregué otra "f") logró abrirse paso entre coristas disfrazadas de flores, algún que otro borracho y los oropeles de las carrozas arrastradas por tractores. Por fortuna, mis padres llegaron a tiempo al hospital y me ahorré la incomodidad de nacer en un auto y la indeseable publicidad que ello conlleva. Ya suficiente desgracia era para mí, que soy tan apegado al perfil bajo, tener que interrumpir un desfile para venir al mundo. Y en rigor lo interrumpí para siempre, porque según mi familia me recuerda con más frecuencia de la que me gustaría, aquel año fue el último en que hubo desfile de carrozas para el día de la primavera. De cualquier modo, siempre me ha caído bien eso de haber nacido el 21 de septiembre. No sólo por no tener clases y esas cosas, que no está nada mal, por cierto, sino también por una razón menos mezquina. Un cumpleaños es una modesta versión del antiguo ritual de regeneración del tiempo. Y no deja de gustarme que mi tiempo se renueve al mismo tiempo que la naturaleza renueva su vida. Es algo que le agradezco a mi madre. Total, mamá, el valle de lágrimas he aprendido a sufrirlo con viril paciencia.

12 comentarios:

Paula dijo...

Apioverde tuyú! :)
Una suerte cumplir en ese día.
Envidia.

Lala dijo...

¡Feliz cumpleaños!

Roedor dijo...

Nice story. Feliz cumple.

La condesa sangrienta dijo...

Por fin algo que merezca la pena festejar.
¡Feliz cumple, Marge!

mer dijo...

Feliz cumpleaños, my dearest admiral!

(me hizo llorar de risa con la aliteración y el comentario, le cuento)

Anónimo dijo...

Sólo quería decir: felíz cumpleaños. Y que tengas una Fantástica Fiesta Familiar.

Jack Celliers dijo...

Eso de verlo como una "regeneración del tiempo" indica que Ud. tiene menos de 35 o un optimismo más acentuado de lo que pensaba.

Zorionak!

Almirante Margarito dijo...

Muchas gracias a todos.

Jack: sí, soy muy optimista, salvo en lo que se refiere al sentido de la empresa humana.
¿Ud. también es vasco??

U. dijo...

feliz cumpleaños, almirante!!!

un abrazo, y aunque comento poco, me encanta leerte.

Jack Celliers dijo...

Efectivamente es un optimista! Habla del sentido de la empresa humana como si hubiera alguno, vamos! que ya es un avance...

Mis conocimientos de euskera se reducen a curiosidades, una traducción del Eusko Gudariak y poca cosa más. No tengo sangre vasca que yo sepa.

Gora Euskadi askatuta! Feliz cumpleaños! Hip!

Charlotte dijo...

Tarde, tarde, tarde. La puta madre!
Happy Belated Birthday, Mag.
Besotes.

Y la aliteración de locos, che.

Satamarina dijo...

No me perdonaré haber llegado 5 días tarde para decirle FELIZ CUMPLEAÑOS TACTS!!!

A mí me hubiese encantado nacer el 21/9.

abrazos.
Marina.