jueves, noviembre 01, 2007

Alcaucil tántrico

Hace unos días, aprovechando que es temporada, compré media docena de alcauciles. En vez de hervirlos y comerlos fríos y aderezados con aceite de oliva, vinagre, sal y pimienta como de costumbre hacemos, decidí aplicar un poco de fantasía y me animé a prepararlos de otra manera. Los corté en cuatro, les quité las hojas duras y los pelitos que tienen en el centro y separé los corazones. Inmediatamente los corté en pedazos y procedí a saltearlos con unos champignons fileteados, unas pocas laminitas de ajo y medio tomate disecado picadito. Después simplemente hice un poco de arroz blanco para acompañar la preparación. El resultado fue un plato más que aceptable (modestia aparte) y un montón de hojas de alcuacil crudas que decidí poner a hervir, para comerlas del modo tradicional, es decir, mojándolas en la vinagreta.
Naturalmente no tiene la misma gracia comer las hojas sueltas que ir arrancándolas y saboreándolas una a una hasta despejar el corazón, la joya profunda, como la rosa postrera del epitafio de Rilke (Dios me perdone): "el sueño de nadie bajo tantos párpados". Supongo que la nostalgia de esa expectativa es la que quiso señalar mi chica cuando dijo: "Es como coger sin orgasmo". "Sí" respondí yo, "se podría decir que es un alcaucil tántrico".

16 comentarios:

Charlotte dijo...

Deshojar es todo.
Nada al tema pero una día hace muchísimos años en una revista Hola! así con signo de exclamación, el joven rebelde Anthony Delon afirmaba tener ¨corazón de alcachofa¨. cada vez ue me como uno, veo o leo al respecto me viene esa frase boba. Lo que tenía él de alcachofa era otro ´rgano. En fin, eso.

El Trompo Promiscuo dijo...

alcaucil tántrico... respinettiano...

Satamarina dijo...

A Mi abuela le habían enseñado a comer todo lo que le servían. Una vez le sirvieron alcauciles. Nunca los había comido. Se comió todo, todo, hasta las hojas. Un horror.

Mi madre hace un risotto de alcaucil y habas. También tarta de alcaucil que es riquísima.

Mucho laburo eso si.

Besos tacts

Satamarina dijo...

las acotaciones de su mujer me encantan

saludos

Almirante Margarito dijo...

Ch: creo que el abuso de merluza le dejó al bueno de Anthony el cerebro como una alcachofa hervida.

Trompo: con algo de Bombachón también: "No tienes más remedio que actuar entre laaas hojas de alcaucil..."

Marina: sí, la verdad es que da mucho laburo. Y mi chica es una gran acotadora, entre otrs virtudes fundamentales.

mer dijo...

Sí, Almirante, su chica rockea!

Jack Celliers dijo...

Una chica paraguaya me dijo una vez que en Paraguay el alcaucil es una planta ornamental (no sé qué tanto puede serlo, es bastante fulero estéticamente), y que allá no se lo comían, así que se lo comía ella.

Me la imaginaba saltando tapias y afanándose los alcauciles, arruinando jardines ajenos.

La verdad que chupar las hojitas es un embole frustrante compensado por la promesa carnosa del corazón. Hum... ¿Misma definición para el sexo?

Almirante Margarito dijo...

Mer: oh, yeah!

Jack: Además en Paraguay los alcauciles deben ser gigantes. En cuanto a lo de las hojitas, qué quiere que le diga, embole frustrante será para ud. Mejor no ser tan ansioso y disfrutar una por una.

Martin dijo...

¿Y cuánto vale el kilo de alcauciles?

Permítame desviarle la atención: Usted llama a su chica "chica". Sepa que yo también llamo "chica" a mi chica. ¿Qué edad tiene? Yo casi 30, digamos, todo un "chico", aunque ya comienzo a usar alternativamente "novia" o "chica" dependiendo del contexto. Pero me digo a mí mismo: jamás "mujer". Jamás de los jamases. Y mucho pero mucho menos: "Señora". De todas maneras, ¿no ve en algunas personas mayores una ceja que se levanta, un leve gesto de desequilibrio cuando uno le dice "chica" o "chico" a su chica o chico? ¿Y no se siente usted tal vez un tanto pelotudo cuando esto sucede? Le pregunto porque a mí me pasa.

Almirante Margarito dijo...

Dolmancé: No sé, yo no trato con personas, sólo con alimañas, y nunca me han objetado nada al respecto. La que trata con personas es mi chica, y no creo que nadie se atreva a decirle nada tampoco. De cualquier modo a mí me da lo mismo decir "chica" o "mujer" o lo que sea necesario o adecuado según la situación, que, aunque el mundo me parezca despreciable, no por eso he perdido mi competencia comunicativa. "Novios" igual, en general no lo uso, porque creo que no tenemos planeado casarnos.

Jack Celliers dijo...

El mundo no es despreciable, Margarito. El problema con Ud. es su exceso de cordura. Ojo porque el exceso de cordura puede llevar a la demencia.

una mun dijo...

falacia! en paraguay el alcaucil se come como en cualquier lugar del mundo, tal vez menos porque es caro (es importado). será porque la tierra colorada es demasiado fértil y la aridez alcaucílica se aburre en ella. yo he vivido en paraguay y comido alcauciles allí, lo cual, creo, me da derecho a decir que prefiero los alcauciles cuyanos, mejor todavía si resultan pornográficos.

Almirante Margarito dijo...

Dolmancé: Me olvidé de decirle que el kilo está entre 3 y 5 pesos, depende del lugar.

Jack: Bueno, me gustaría creer que ud. considera mi anacrónico "harryhallerismo" con simpática incredulidad.

Una: Claro, por eso decía yo que en Paraguay los alcauciles deben ser enormes.

Eco Veo dijo...

buen relato

comerse los corazones solos es como una eyaculación precoz?

Satamarina dijo...

se tomó vacaciones?

saludos

Gera dijo...

la ceremonia del alcaucil es genial. Me gusta tomarme mi tiempo para mojar cada ojita en la vinagreta y disfrutar su sabor.