martes, noviembre 13, 2007

Martes 13

El martes es el día más complicado de mi semana. De la mañana a la tarde atravieso la ciudad para ir de una actividad a otra. La estadística subjetiva que voy redondeando a esta altura del año indica que los martes han sido el día que más ha llovido. Como hoy, que para colmo es martes 13. Y esta mañana las cosas empezaron de un modo que invita a darle crédito a la superstición. Me quedé dormido porque la gata, en algún momento de sus aventuras nocturnas, apagó el despertador del equipo de música. El que diseñó ese equipo con los comandos arriba no tiene gatos, evidentemente. Y si los tiene, no usan el equipo como trampolín para subirse a otros muebles...
El resultado fue que llegué treinta minutos tarde a una clase. No sé si mis pocos estudiantes habrán lamentado o no esa media hora menos de "La caída de la casa de Usher".
Cuando salí todavía llovía. Me agaché a atarme un cordón y se me escapó un colectivo vacío. Dejé pasar otro que venía lleno y finalmente me subí al tercero y me puse a repasar un poco de alemán. Cuando levanté la vista del Lehrbuch vi una magnolia en flor bajo la lluvia que me iluminó para el resto del día.
Más tarde, en un vagón del subte B, descubrí una abeja que caminaba por el piso. No podía levantar vuelo pero de a ratos se impulsaba velozmente a ras del suelo. Su itinerario era caótico. En un momento se acercó a mi pie y consideré cuál era la acción más piadosa, si pisarla o dejarla vivir. Opté por lo segundo. La abeja trazó una furiosa diagonal y fue a parar en el medio de dos señoras que conversaban animadamente en el asiento de enfrente. "Mirá" dijo la de la izquierda "una abeja". "Sí" respondió la segunda, y a continuación la aplastó con su zapato y siguió conversando.



Update: Hoy, después de años, me hirvió la sangre. Y todo por una mínima injusticia, pero injusticia al fin, y yo tan de Virgo -aunque no ejerza- que no puedo con mi genio. Pero qué humillante es tener que contenerse sólo para conservar un estúpido trabajo.

8 comentarios:

InFerNet dijo...

¿Habrá una relación entre la flor que lo iluminó y la abeja que no mató? Sí. La señora que la pisó jamás podría ser iluminada por una magnolia vista desde el colectivo... Y eso que usted sólo trata con alimañas.

La condesa sangrienta dijo...

Lo peor de todo es cuando esas cosas suceden un martes 14, por ejemplo. No tiene uno a quien culpar o, lo que es peor, culpamos a nuestra propia estupidez.

una mun dijo...

el gato jugando, una magnolia, una abeja... yo veo mucha belleza en este día, incluso aunque la abeja haya terminado como jugo de suela. los instantes son de los ojos que los ven y de la piel que los suda, y el resto es bla bla. pero nadie nos saca los instantes.

Satamarina dijo...

A Palmiro Caballasca le Hervía la cabeza.

saluttis

Almirante Margarito dijo...

Infernet: Bueno, querido amigo, esa tarde estuve a punto de hacerle a una señora lo mismo que la pasajera le hizo a la abeja. Y te aclaro que la injusticia no se cometió conmigo, pero por hacer lo correcto me tuve comer un lindo verdugueo. Hacer lo correcto no es nada difícil. Si se hace difícil es justamente porque estamos rodeados de forros que no son capaces de hacerlo.

Sra. Bathory: Yo siempre culpo a mi propia estupidez. Así me va. ¿Ve? Ya lo hice de nuevo.

Una: sí, de toda esa ingeniería del universo que es una abeja en un segundo solo quedó una rayita húmeda en el piso sucio de un vagón del subte B. "Pues todo lo bello debe morir", nos dicen.

Marina: Después se me pasó. Es que me agarró con la guardia del desapego baja. Hay cosas que no valen la pena.

Jack Celliers dijo...

Lo malo del desapego es que cuando la sangre hierve lo hace de verdad.

Yo creo que hay una estrategia digna de ser tenida en cuenta: saltar siempre por cualquier cosa. Así el hervor sanguíneo se vuelve ya algo habitual, segunda naturaleza, y no jode tanto.

Además, siempre está Miles Davis.

mer dijo...

còmo me gusta la gente a la que se le ilumina el dìa por ver una magnolia bajo la lluvia, che.

y sì, el 85% de los martes llueve. siempre llego mojada a mi clase de italiano.

Almirante Margarito dijo...

Jack: "le tengo rabia al silencio/por lo mucho que perdí/que no se quede callado/quien quiera vivir feliz" decía mi paisano Chavero. La felicidad, como si eso fuera todo... Yo, con que me dejen un poco en paz, me doy por satisfecho. Pero con lo de Miles no podría estar más de acuerdo.

Mer: ¡Qué bueno que confirme mi estadística! En cuanto a las magnolias, viví 5 años en el parque lezama. A veces salía a la calle sólo para verlas.