lunes, noviembre 19, 2007

Confesiones de una máscara (con perdón)

Yo no soy muy ambicioso. He sido pobre toda la vida y seguramente seguiré así lo que me queda de ella. Eso no es un problema. A veces me da tristeza la incertidumbre sobre la posibilidad de llegar a cumplir algunos sueños, tales como tener un perro o subir cierta montaña. Pero a veces pienso en lo bueno que sería tener dinero, no para viajar, no para comprarme cosas lujosas, autos, casas. No. Yo quisiera tener dinero para poder abstenerme de soportar que la gente me hable. Eso es todo. El único poder que me interesa es la distancia. Yo sencillamente ya no puedo soportar que la gente me hable. Pero no paran nunca. Nunca.

Estallaría silenciosamente sin mi máscara.

3 comentarios:

Satamarina dijo...

No digo nada entonces.

(seguramente sea porque le gusta hablar mucho a ud. (se me escapó)

Saludos tacts

una mun dijo...

Lo espantoso de los demás es que hablan cuando se les antoja.
Un libro está en la mesa de luz, lo abro, lo leo, lo dejo. (Por eso escribo), pero una persona es un arrebato, un empellón, un abuso.

Comparto la idea, yo desearía lo mismo si no fuese porque soy un poco pesimista y creo que ni todo el oro del mundo logrará callar a ciertos bocones.

InFerNet dijo...

Para qué voy a pecar yo también y ser uno más entre ese griterío, ese coro vacuo, si puedo citar a Oscar Wilde: "Ningún crimen es vulgar, pero toda vulgaridad es criminal. La vulgaridad es la conducta de los demás"