lunes, octubre 24, 2005

Ellas lo deben saber...

Nunca vi una foto de Romildo Risso, y aunque no me llevo bien con la fotografía –la estudié y la enseñé unos cuantos años-, tengo una inmensa curiosidad por ver una imagen suya. Sé varios de sus poemas par coeur, y debo decirlo así porque define mejor mi vínculo con su poesía que el hispánico “de memoria”. Y es que jamás me estudié sus poemas, los aprendí de muy chico, escuchándolos decenas de veces de camino al campo con mi abuelo, en la voz de Atahualpa Yupanqui, que era el único cassette que teníamos en la camioneta. De hecho, yo ni siquiera sabía que eran de otro, pensaba que eran de Atahualpa, hasta que un día leí en alguna parte que la letra del “El aromo” era de este poeta uruguayo para mí desconocido. Y entonces vino la revelación: todas las letras que más me gustaban de Yupanqui no eran de Yupanqui, eran todas del tal Romildo. Algo hay en su obra que ha resonado profundamente en mí todos estos años. Creo que es la definición de una especie de épica íntima que se podría reconstruir a partir de claros versos de diferentes poemas.

Empecemos por los clásicos:

“No necesito silencio
Yo no tengo en que pensar
Tenía, pero hace tiempo
Ahura ya no tengo más

Los ejes de mi carreta
Nunca los voy a engrasar...”

O este fragmento de “El aromo”:

“Como no tiene reparo
Tuitos los vientos le pegan
Las heladas lo castigan
L’agua pasa y no se queda.

Ansina vive el aromo
Sin que ninguno lo sepa.
Con su poquito de orgullo
Porque es justo que lo tenga.

Pero con l’alma tan linda
Que no le brota una queja.
Que en vez de morirse triste
Se hace flores de sus penas.”

La rebeldía y la nobleza de los poemas anteriores están contenidas en este otro (lo cito entero):

"Que son muy negras las penas,
Dicen y dicen cantando.
Pa mí que no ha de ser cierto,
Si juera , mejor negarlo.

Yo también sé de pesares,
Yo también sé de quebrantos,
Sé de las penas más negras
Pero de penas no canto.

También es negra la tierra
Y verdes salen los pastos
Mientras la raíz padece
Canta en sus flores el árbol.

Ocasiones me figuro
Que soy de veras un árbol,
Lo miro al viento y me río,
La raíz crujiendo abajo.

Si me desmiento en la vida,
¡Acuéstenme de un hachazo!"

Y finalmente, esta estrofa tan entrañable, con ese cuarto verso que revela más de lo que esconde:

"Silbando piensan las aves
Yo pienso ansina también.
Naides sabe lo que dicen,
Ellas lo deben saber."

Y sí, ellas lo deben saber. Y Romildo también.

16 comentarios:

Caudor dijo...

Son ideas sencillas dichas con la sencilla música del octosílabo.
Están bien, son honestas. Mucho mejores que las presuntuosas letras de rock a las que sólo salva el prestigio del surrealismo.

Almirante Margarito dijo...

Y, sí. Yo tengo muchas razones para no dudar de la honestidad de estas obras. Tantas como conversaciones he tenido con los hombres en el campo.

Jack Celliers dijo...

Buenísimo.

Me acuerdo - viene tangencialmente al caso - cuando Atahualpa comentaba que lo habían invitado a cantar, cantó, y el dueño de casa (seguramente algún estanciero mersa) le puso unos billetes en el bolsillo y le dijo: "Tome, pa' cigarritos". Atahualpa lo miró y muy quedamente le dijo: "Guárdelo para libros".

Hay una metafísica en el hombre de campo, en el paisaje, en sus silencios, y una simplicidad algo oriental. Es tan auténtica que hace que uno, que se pone a desvariar con términos como "metafísico" al tratar de describirla, se sienta como medio pelotudo.

mer dijo...

Qué maravilla.

Almirante Margarito dijo...

Es tal cual, Jack.

Me alegro que le guste, Mer.

Almirante Margarito dijo...

Si me permite, Coltrane, depende de lo que se entienda por "honestidad". En cuanto al surrealismo, a lo mejor estamos de acuerdo, especialmente si hablamos de poesía, habría que ver.

Jack Celliers dijo...

El problema del surrealismo es el de todo exceso: se vuelve viejo muy pronto.

Dalí (que no me lo banco mucho, aclaro) dijo algo interesante: "No quieras ser moderno, es lo único que no puedes dejar de ser".

En cuanto a la honestidad, yo la relacionaría con cierta autenticidad, incluso en el artificio, una relación orgánica y directa entre el artista y su obra.

O algo así.

Almirante Margarito dijo...

Por ejemplo: Diógenes acuñó moneda falsa, pero era un filósofo honesto.

El Trompo Promiscuo dijo...

UFFFF. y por que ese palo para el rock? que tiene que ver la honestidad, lo presuntuoso, el prestigio y el surrealismo? It´s only rock n roll, but i like (que no es poco)

tazelaar dijo...

se trompo. de acuerdo. ademas poner la honestidad en un genero y sacarla de otro.... hay rockeros honestos, y hay folcloristas fantoches. por suerte no somos generos

Loli dijo...

Ética es lo que pedimos.
A quién le importa la honestidad?

Ahora, que tenga sentido. Que se corresponda el discurso consigo mismo. Sólo eso.

no?

Caudor dijo...

Coltrane:
Lamentablemente creo que el surrealismo goza de algún prestigio.
Fervientemente creo que la honestidad es un valor esencial.

Caudor dijo...
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Caudor dijo...
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Caudor dijo...

Coltrane:
En cuanto al rock, puede tolerar que yo lo ataque y, ciertamente, que Ud. lo exorcice.
Y Quiero agregar este descargo público: Me gusta el rock e incluso mucho; y como Tazelaar creo que es una estupidez estar en contra de los géneros. Pero, en fin, todo esto es culpa mía por no abolir las hipérboles de mis comentarios.

Pd: Jack, exactamente así.

Jack Celliers dijo...

Está bien Caudor. Hay días que uno se levanta en contra de algo y dice: "qué mierda!". Yo un día me sentí totalmente anti-perros pomerania. Me parecían odiosos, una basura, sucios, malos, lo peor. Escribí posts en contra de ellos, casi me mando un tratado explcando porque el perro pomerania NO.

Al día siguiente me compré uno.