miércoles, noviembre 30, 2005
Al que madruga...
Leí y estudié toda la semana. Hoy terminé a toda vela con la preparación del tema especial que había elegido (vida y obra de Antonio Gramsci) y fui a dar examen con el obligatorio estado de agotamiento. Llegué temprano... Una semana temprano. ¿Es que es posible ser tan pelotudo? Parece que sí.
lunes, noviembre 28, 2005
Elección
Comportarse como un caballero suele ser causa de escarnio, pero no es esa la razón por la que ser un caballero es más difícil que no serlo.
Ser elegante es directamente un suicidio. Pero entre la elegancia o la vida, está claro que preferimos la elegancia.
Ser elegante es directamente un suicidio. Pero entre la elegancia o la vida, está claro que preferimos la elegancia.
viernes, noviembre 25, 2005
L’occhio di Dio
-L’occhio di Dio ti vede!
-E allora perché non piange?
Guido Ceronetti, La fragilità del pensare
-E allora perché non piange?
Guido Ceronetti, La fragilità del pensare
jueves, noviembre 24, 2005
Scale
A los 20 perdí la fe, pero me quedaba la dignidad.
A los 24 me enamoré, entonces perdí la dignidad, pero tenía el amor.
A los 27 perdí el amor, sólo me quedaba el cuerpo.
Lo destruí sin fe ni dignidad ni amor.
A los 24 me enamoré, entonces perdí la dignidad, pero tenía el amor.
A los 27 perdí el amor, sólo me quedaba el cuerpo.
Lo destruí sin fe ni dignidad ni amor.
miércoles, noviembre 23, 2005
Jardín
martes, noviembre 22, 2005
Mi amigo Robert Burns
"Then catch the moments as they fly,
And use them as ye ought, man:
Believe me, happiness is shy,
And comes not aye when sought, man."
Me puse a escribir un prólogo y me encontré citando el "happiness is shy" de mi entrañable borracho de las tierras altas.
Siempre me asiste en los momentos oscuros. Gracias, Robert.
And use them as ye ought, man:
Believe me, happiness is shy,
And comes not aye when sought, man."
Me puse a escribir un prólogo y me encontré citando el "happiness is shy" de mi entrañable borracho de las tierras altas.
Siempre me asiste en los momentos oscuros. Gracias, Robert.
jueves, noviembre 17, 2005
Inocencia
“Ah, essere diverso –in un mondo che pure
è in colpa- significa non essere inocente...”
Ser diferente -aun en un mundo
que es culpable- significa no ser inocente.
Pier Paolo Pasolini, de “Serata Romana”
è in colpa- significa non essere inocente...”
Ser diferente -aun en un mundo
que es culpable- significa no ser inocente.
Pier Paolo Pasolini, de “Serata Romana”
miércoles, noviembre 16, 2005
lunes, noviembre 14, 2005
Tarde turfística
Felicito al Sr. Trompo Promiscuo y a la Srita. Melisa por haber apostado a Forty licks, un espléndido zaino, que este sábado resultó ganador del Gran Premio Nacional. Felicito también al Sr. Tazelaar por su firmeza en la decisión de apostar al caballo por el nombre, y no por las mentas ni las predicciones, lo que le costó fracaso tras fracaso (Lástima que lo retiraran a Teofilito, por ahí daba pelea). La Srita. Glamour tampoco acertó en ninguna carrera y Queen Elizabeth tuvo una victoria vicaria en la octava, ya que le fue dictado el número del caballo por teléfono. Yo, por mi parte, obtuve una modesta suma gracias a la victoria de Beet Sugar en la décima.
El Sr. Trompo promiscuo, por ser el más afortunado, pagó las facturas, en un gesto que lo enaltece. Gracias a él y a todos por una gratísima tarde.
viernes, noviembre 11, 2005
Tres cosas
1- Hoy nada me es más grato que la indiferencia del mundo.
2- A los que niegan la existencia de la naturaleza humana los pondría una semana a atender al público. (Me envalentona tener a Fiodor Mijailovich de mi parte)
3- Tengo una relación armónica con el mundo: él no me gusta, yo no le gusto. Y en paz.
2- A los que niegan la existencia de la naturaleza humana los pondría una semana a atender al público. (Me envalentona tener a Fiodor Mijailovich de mi parte)
3- Tengo una relación armónica con el mundo: él no me gusta, yo no le gusto. Y en paz.
miércoles, noviembre 09, 2005
Mi alma vagará sola y perdida
Blanca Rosa Gil. Después de la negra Toña es la que más me gusta.
Estoy decepcionada de la vida
¿Por qué yo he de vivir siempre penando
Llevando siempre el alma entristecida
Por una pasión que me está matando?
Suicidio fue entregarme a tus brazos
Que anidan solo engaños y mentiras
Con gotas de mi amor llenaste el vaso
Al brindar con una pasión fingida.
Mi alma vagará sola y perdida
Tiñéndola de luto la derrota
Y en tanto el corazón mira su herida
Dice el eco tuyo: “qué me importa”.
Estoy decepcionada de la vida
¿Por qué yo he de vivir siempre penando
Llevando siempre el alma entristecida
Por una pasión que me está matando?
Suicidio fue entregarme a tus brazos
Que anidan solo engaños y mentiras
Con gotas de mi amor llenaste el vaso
Al brindar con una pasión fingida.
Mi alma vagará sola y perdida
Tiñéndola de luto la derrota
Y en tanto el corazón mira su herida
Dice el eco tuyo: “qué me importa”.
martes, noviembre 08, 2005
La angostura
La palabra angostura es muy ancha, y las palabras ancho, anchor, anchura muy angostas. En ellas no entra toda la angostura, por más angosta que sea. Y sin embargo en la angostura entran holgadamente todo el ancho, el anchor y hasta la anchura. Esto discutíamos con Manantial mientras acarreábamos leña en algún lugar entre San Martín de los Andes y Villa la Angostura. Después advertí que era más cómodo enlazar las ramas secas y arrancarlas directamente de los árboles cercanos y ya no cargamos más leña ni hablamos de la angostura.
lunes, noviembre 07, 2005
Sábado
Sábado, Casa FOA: Una señora gorda mira a su marido y le dice emocionada: “¡Esto es lo que yo quiero!!”, mientras acaricia como si fuera cachete de niño una heladerita plateada.
Sábado, Casa FOA (poco después): En medio de un estrecho lugar de tránsito una señora agachada sobre un charco de vómito oscuro. Se agita, vomita más. El marido le dice que se corra un poco. El contraste entre el charco hediondo y la asepsia cool de la muestra es perfecto. Mal lugar para ejercitar la regurgitación, a menos que fuera un modo incivil de manifestar su disgusto con la decoración.
Sábado, Casa FOA (poco después): En medio de un estrecho lugar de tránsito una señora agachada sobre un charco de vómito oscuro. Se agita, vomita más. El marido le dice que se corra un poco. El contraste entre el charco hediondo y la asepsia cool de la muestra es perfecto. Mal lugar para ejercitar la regurgitación, a menos que fuera un modo incivil de manifestar su disgusto con la decoración.
viernes, noviembre 04, 2005
Mi amigo el jabalí
El jabalí era remisero. No era atlético, ni lindo ni feo y se vestía decididamente mal. Pero yo nunca vi un tipo más exitoso con las mujeres. Era, eso sí, muy simpático y cortejaba a toda mujer que se le pusiera enfrente, linda, fea, gorda, flaca, lista, tonta, brillante, opaca, tullida, entera. Él era un verdadero obrero de la seducción: siempre se mostraba dispuesto a trabajar y paradójicamente acaso fuera eso lo que terminaba ahorrándole trabajo.
Recuerdo que una noche, parados cerca de la esquina del Parque Lezama, Brasil y Defensa, desafió: “Qué te apuesto que con la primera mina que pase termino en el telo”. Yo no le aposté nada, porque soy muy conservador y nunca apuesto si no estoy seguro de ganar, pero lo alenté a que lo intentara porque no quería perderme el espectáculo. El aburrimiento es así. El punto es que hice bien en no apostar porque hubiera perdido mis reales. El jabalí era implacable, y esa noche no fue menos. Tenía la fuerza de tres osos y era inocente y noble, debía tener el corazón del tamaño de un aparador, y acaso despertara en las mujeres una mezcla de instinto maternal y deseo animal. Siempre, en algún momento de su incesante cortejo, deslizaba el vocativo “mujer”. Todavía recuerdo el tono envolvente con el que lo pronunciaba. Apuesto a que las feromonas del jabalí debían ser como mosquitos del Amazonas o como una hiedra poderosa y narcotizante. Le sentaba muy bien esa metáfora de Borges que tanto le gusta a Manantial (tercera pata de la santa trinidad de la desesperación que solíamos ser): “Ávido como un lazo en el aire”.
No sé en qué andará el jabalí ahora, si es que vive. Ojalá que las divinidades lo protejan.
Recuerdo que una noche, parados cerca de la esquina del Parque Lezama, Brasil y Defensa, desafió: “Qué te apuesto que con la primera mina que pase termino en el telo”. Yo no le aposté nada, porque soy muy conservador y nunca apuesto si no estoy seguro de ganar, pero lo alenté a que lo intentara porque no quería perderme el espectáculo. El aburrimiento es así. El punto es que hice bien en no apostar porque hubiera perdido mis reales. El jabalí era implacable, y esa noche no fue menos. Tenía la fuerza de tres osos y era inocente y noble, debía tener el corazón del tamaño de un aparador, y acaso despertara en las mujeres una mezcla de instinto maternal y deseo animal. Siempre, en algún momento de su incesante cortejo, deslizaba el vocativo “mujer”. Todavía recuerdo el tono envolvente con el que lo pronunciaba. Apuesto a que las feromonas del jabalí debían ser como mosquitos del Amazonas o como una hiedra poderosa y narcotizante. Le sentaba muy bien esa metáfora de Borges que tanto le gusta a Manantial (tercera pata de la santa trinidad de la desesperación que solíamos ser): “Ávido como un lazo en el aire”.
No sé en qué andará el jabalí ahora, si es que vive. Ojalá que las divinidades lo protejan.
miércoles, noviembre 02, 2005
Simetría
Me bastó verla empujar con dificultad la puerta con una enorme bolsa en cada mano para saber que lo que entraba era un problema. La vieja era chiquita y encorvada y tenía el pelo entrecano recogido y pegoteado de mugre. Cuando, después de apoyar las bolsas en el suelo, abrió la boca confirmé mis sospechas (padezco el horror de conocer a la gente, maldita sea). Tenía la voz más aflautada que he oído en años, como de niño malcriado. “Quisiera ver libros sobre simetría” dijo. Cuando le informamos que no había nada específico sobre el tema, abrió los ojos alucinados y soltó una pregunta retórica “¿Será que nadie ha investigado un tema tan importante?” entonces levantó un puño y gritó “entonces voy a ser la primera”. Mi jefa y yo nos miramos. El trabajo no es difícil: viene alguien, pide un libro, si lo tenemos se lo damos y la persona se va, si no lo tenemos, decimos que lo sentimos mucho y la persona se va. Pero la vieja no se iba. No, claro que no. “¿Ustedes saben que hay un círculo de amigos de la simetría? Yo fui a una reunión, la hacían en un bar, pero no encontré a nadie y el señor del bar no me supo decir. Lo que pasa es que ellos son muy cerrados.” Mi jefa y yo nos esforzábamos por no otorgarle la mirada, una tarea muy ingrata para gentes educadas como nosotros, pero sentíamos que no podíamos ceder. Me cruzó por la mente algo que escribió Céline sobre la locura. Algo acerca de cómo el loco te va enredando con un discurso trivial y cuando te querés acordar el tipo te arrastró sin remedio hacia el centro de su delirio. La vieja continuaba impertérrita frente a nuestra mudez: “En el 2007 se va a hacer un congreso internacional sobre la simetría acá en Argentina”. Como vio que yo no despegaba la vista del monitor cambió de estrategia: “Yo creo que voy a hacer un website sobre la simetría”. La vieja no solo era hábil, sino que su delirio era sofisticado. Pero no caí en su trampa. Entonces apeló al último recurso, la pregunta directa, que tensa al máximo la violencia del silencio deliberado: “Usted sabe quién fue el inventor de la simetría?” Como no la miraba de frente, no sabía a quién se dirigía. Estaba más cerca de mí, pero su cuerpo apuntaba a mi jefa. Fue ella quien cedió al fin y respondió “No... no sé”.
La vieja sonrió satisfecha por su victoria y señaló el techo moviendo el índice de arriba abajo. “El creador” dijo. “Los hombres somos las primeras criaturas simétricas” y mientras decía esto abrió los brazos y se paró durita como un espantapájaros en medio de la biblioteca. Y así estaba cuando llegó el librero con libros nuevos. Eso no estaba en los planes de la vieja, de modo que abandonó la pose, dio las gracias, recogió sus bolsas y se fue por donde había venido. Ninguno de los libros nuevos era sobre la simetría.
La vieja sonrió satisfecha por su victoria y señaló el techo moviendo el índice de arriba abajo. “El creador” dijo. “Los hombres somos las primeras criaturas simétricas” y mientras decía esto abrió los brazos y se paró durita como un espantapájaros en medio de la biblioteca. Y así estaba cuando llegó el librero con libros nuevos. Eso no estaba en los planes de la vieja, de modo que abandonó la pose, dio las gracias, recogió sus bolsas y se fue por donde había venido. Ninguno de los libros nuevos era sobre la simetría.
martes, noviembre 01, 2005
Calidad
Armo mis propios cigarros porque me gusta elegir lo que les pongo adentro y me enorgullece afirmar que puedo “liar” un cigarro mientras camino por una vereda atestada y porteña, if you know what I mean. Bien, hace cinco meses que dejaron de importar el tabaco holandés que solía fumar y creo que entre mi amigo Manantial y yo agotamos el stock. Íbamos de tabaquería en tabaquería y nos pasábamos la data cuando encontrábamos una que todavía tenía nuestra marca predilecta. A decir verdad, en el mismo tiempo que yo fumaba un paquete, Manantial fumaba cinco, de modo que el es cuatro veces más responsable que yo de la desaparición del tabaco de los escaparates de la ciudad. Agotados todos los recursos, empezamos a experimentar sucedáneos. Luego de varios fiascos –de entre los que no fue el peor el sanjuanino “Fumanchú” (sic)- tuve la dicha de anunciarle a Manantial el descubrimiento de una marca semejante a la desaparecida. No era holandesa, sino belga.
El sabor es comparable y la variedad mayor, pero lo más notable son los papeles.
Los paquetitos de sedas que acompañan el tabaco cuentan con dos características muy ventajosas para el fumador: la primera es que el papel tiene cortados los ángulos del lado opuesto al del pegamento. Esto permite armar un cigarro en la más completa oscuridad e incluso en estado perfecta ebriedad sin temor a equivocarse y pasarle la lengua al lado equivocado con el desastre que eso implica para la arquitectura del venenoso cilindro. La segunda ventaja es que cuando quedan cinco sedas aparece un piadoso papelito que anuncia en varios idiomas ese importantísimo dato.
A eso llamo yo calidad.
El sabor es comparable y la variedad mayor, pero lo más notable son los papeles.
Los paquetitos de sedas que acompañan el tabaco cuentan con dos características muy ventajosas para el fumador: la primera es que el papel tiene cortados los ángulos del lado opuesto al del pegamento. Esto permite armar un cigarro en la más completa oscuridad e incluso en estado perfecta ebriedad sin temor a equivocarse y pasarle la lengua al lado equivocado con el desastre que eso implica para la arquitectura del venenoso cilindro. La segunda ventaja es que cuando quedan cinco sedas aparece un piadoso papelito que anuncia en varios idiomas ese importantísimo dato.
A eso llamo yo calidad.
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