martes, noviembre 01, 2005

Calidad

Armo mis propios cigarros porque me gusta elegir lo que les pongo adentro y me enorgullece afirmar que puedo “liar” un cigarro mientras camino por una vereda atestada y porteña, if you know what I mean. Bien, hace cinco meses que dejaron de importar el tabaco holandés que solía fumar y creo que entre mi amigo Manantial y yo agotamos el stock. Íbamos de tabaquería en tabaquería y nos pasábamos la data cuando encontrábamos una que todavía tenía nuestra marca predilecta. A decir verdad, en el mismo tiempo que yo fumaba un paquete, Manantial fumaba cinco, de modo que el es cuatro veces más responsable que yo de la desaparición del tabaco de los escaparates de la ciudad. Agotados todos los recursos, empezamos a experimentar sucedáneos. Luego de varios fiascos –de entre los que no fue el peor el sanjuanino “Fumanchú” (sic)- tuve la dicha de anunciarle a Manantial el descubrimiento de una marca semejante a la desaparecida. No era holandesa, sino belga.
El sabor es comparable y la variedad mayor, pero lo más notable son los papeles.
Los paquetitos de sedas que acompañan el tabaco cuentan con dos características muy ventajosas para el fumador: la primera es que el papel tiene cortados los ángulos del lado opuesto al del pegamento. Esto permite armar un cigarro en la más completa oscuridad e incluso en estado perfecta ebriedad sin temor a equivocarse y pasarle la lengua al lado equivocado con el desastre que eso implica para la arquitectura del venenoso cilindro. La segunda ventaja es que cuando quedan cinco sedas aparece un piadoso papelito que anuncia en varios idiomas ese importantísimo dato.
A eso llamo yo calidad.

5 comentarios:

Charlotte dijo...

La marca, por favor?
Yo tenía unos que venían con un alambrecito adentro para no quemarse cuando quedaba poco. Coincido con usted, aviso de "quedan cinco", eso es calidad. Es más, deberían tener una frase cada uno como las Fortune Cookies de los chinos y uno se va fumando cada deseo. Lo dejo, me voy a registrarlo ya. besos, Maggie.

Anónimo dijo...

jamás me fumé una galletita, pero....

Almirante Margarito dijo...

La marca, Charlotte, me la reservo. Sólo le diré que el packaging muestra la imagen de algo que nunca encontraríamos en Bélgica. Ahora, eso del alambrecito es bizarro ¿esos cigarrillos estaban diseñados para gente sin sensibilidad en los dedos???

Charlotte dijo...

Perdón, me expresé mal. No se trataba de cigarrillos sino de sedas y venían con un alambrecito para poder armar y sostener el "cigarrillo" del lado encendido cuando quedaba ya muy poco por fumar. Se entiende?

Anónimo dijo...

o sea, charol tuqueaba groso con el alambrecito.