Tía Rosa era espiritista. Sin embargo, yo no me la imagino guiando una sesión como la que cuenta Pirandello en Il fu Mattia Pascal, porque me resisto siquiera a considerar que la tía empleara alguna clase de truco. Tía Rosa creía con una fe abigarrada.
Su vida fue larga, y contrariamente a lo que se podría esperar, el prolongado comercio con los espíritus no le dio serenidad frente a la muerte, sino un temor casi morboso. Prolongado fue también su final, asistida en su enfermedad por su hija M. a la que tiranizaba como sólo pueden hacerlo los enfermos. Postrada, no le faltaba voz para gritar sus órdenes y se enfurecía si no se cumplían al instante y al detalle. En rigor, la amorosa diligencia de M. parecía irritar más a tía Rosa, que se afanaba en traducir los tormentos de la enfermedad y la vejez para que la hija sana y joven los sufriera a su vez.
Esta curiosa forma de la com-pasión no cedió ni en los instantes finales: tía Rosa le gritó a M. que se acercara a la cama y, cuando esta estuvo cerca de la moribunda, una garra le aferró el antebrazo y la voz rabiosa de Tía Rosa gritó su última orden : “¡Vos tenés que venir conmigo!¡Vos tenés que venir conmigo!”.
Horas después, cuando el velatorio estaba terminando y sólo quedaban los parientes más cercanos, M. todavía temblaba.
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5 comentarios:
Oiga, ¡Ud. tiene unos antepasados parecidos a los míos!
Si quiere me pongo en el papel de cientificista-ultra-que-no-entiende-el-encanto-de-lo-pintoresco y me mando una aburrida parrafada explicando que los espíritus no existen.
Igual no podría, sé muy bien que las tías Rosas siempre se traen algo que a uno lo deja pensando. En mi caso era una abuela que - en oscuras habitaciones con techos altos y pisos de pinotea - se mandó un par que me han dejado mucho más dubitativo de lo que Ud. se imagina.
vos tenes que venir conmigo!!!! ok, viejucha, pero te dejo en la puerta y me vuelvo, igual vos conoces a todos por alli.......
y claro, la blasfemia de los enfermos en pleno. Se padece, el último suspiro y la mejoría de la muerte existen tanto como la blasfemia en tiempos de la extrema unción....
que situación de mierda... los postrados son lo peor que hay... esa situación de inmovilidad que les drena la sanidad mental a lo bruto, haciéndoles envidiar a los que caminan y martirizándolos con órdenes y reproches...
cuánta verdad...
Qué mieeeeeeeedooooooooo!!!!
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